El etiquetado nutricional es una herramienta que tiene como objetivo ayudar a los ciudadanos a elegir alimentos que sean beneficiosos para su salud. Así, desde las instituciones se están impulsando y desarrollando en la actualidad diversos sistemas sobre la premisa de asegurar el derecho a la información de los consumidores.
La salud y su cuidado es, por tanto, una de las grandes prioridades de la Unión Europea para los próximos años, como se indica en la Estrategia de la Granja a la Mesa, y se prevé que en otoño de este mismo año se adopte un sistema de etiquetado nutricional frontal que abarque todo el territorio comunitario. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ya ha publicado recomendaciones científicas que tendrá en cuenta la Comisión Europea para definir su propuesta. Para hacer la evaluación, la EFSA se ha planteado tres grandes preguntas: “¿Está bien definido y caracterizado el alimento o componente? ¿Es el efecto alegado beneficioso para la salud humana? ¿Se ha demostrado científicamente una relación causa-efecto?”.
Entre los etiquetados, Nutri-Score es el etiquetado frontal más popular, no obstante, es sólo uno entre muchos sistemas de clasificación de alimentos existentes. Este etiquetado fue creado por Francia en 2017 y desde entonces se ha puesto en uso hasta en seis países europeos más: Bélgica, España, Alemania, Suiza, Países Bajos y Luxemburgo. La particularidad de Nutri-score es su sencillez: es un modelo basado en un código de letras y colores, de la letra A a la E y de verde a rojo. Su objetivo es mostrar al consumidor de una manera fácil y visual cuál es el valor nutricional de cierto alimento o bebida. Si un alimento tiene un valor nutricional bajo, estará marcado con la E en rojo, mientras que, si es alto, encontraremos una A en verde.