Marc Rodés, Manager de Asuntos Públicos de ATREVIA, analiza en Coche Global como las nuevas iniciativas impulsadas por el Ministerio de Transporte se alinean con los Objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). A continuación os compartimos el contenido integro del artículo:
España será un país mejor si tiene más automóviles eléctricos, más autobuses, más transporte público y menos Lamborghinis”. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronunciaba estas palabras hace unos días en el acto de inauguración del curso político celebrado en el Instituto Cervantes, donde desgranó las seis prioridades que marcarán su séptimo año de Gobierno. De hecho, el “más transporte público” se ha seguido usando esta misma semana como telón de fondo para presentar la nueva campaña del Ministerio de Transportes para impulsar su uso y, por tanto, ya se ha convertido en algo más que un eslogan político, convirtiéndose en un elemento crucial para un futuro sostenible a medio plazo.
En el marco del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el Gobierno se ha comprometido a reducir en un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030, y una de las estrategias clave que se ha fijado para lograrlo es promover el uso masivo del transporte público. Según las proyecciones del PNIEC, se espera que para 2030 los desplazamientos en coche particular se reduzcan en un 40%, incrementando significativamente la cuota de mercado del autobús y el tren, avanzando hacia el trasvase modal. Es decir, más transporte público y menos vehículo privado.
Este cambio supondría una importante transformación en la forma en que nos desplazamos, pasando de un modelo centrado en el vehículo privado a uno más orientado hacia el transporte público. De hecho, el PNIEC prevé un incremento muy relevante del 179% para 2025 y del 292% para 2030 del número de viajeros en modos de transporte colectivo en comparación con 2020. Sin embargo, para lograr estas metas ambiciosas, será fundamental que se realicen inversiones significativas en el sistema, en la infraestructura y en políticas de promoción; trabajar codo con codo con los miles de empresas de todos los tamaños que operan en los distintos modos de transporte público en modo de colaboración público-privada; y recuperar la confianza de la ciudadanía en servicios como la red de Cercanías.
Asignaturas pendientes
La posibilidad de cumplir con los objetivos de lucha contra la crisis climática en los próximos años depende, por lo tanto, de la apuesta de los gobiernos por un sistema de transporte más sostenible, eficiente y mejor financiado. No obstante, existen varias asignaturas pendientes.
El proyecto de ley de movilidad sostenible, que busca actualizar el marco normativo para permitir a las distintas administraciones responder mejor a las necesidades de movilidad y transporte del siglo XXI, sigue estancado en el Congreso por la dificultad de articular mayorías en esta legislatura.