Las personas viven en comunidad, eso es un hecho claro. Pero ¿le merece la pena a una marca o negocio conectarse a esa comunidad? En el blog de Social Media Explorer nos exponen una de las claves a la hora de participar en una comunidad, esta es dejar de percibirlos como una audiencia.
La creación de una comunidad alrededor de un producto o servicio puede asegurar la “salud” a largo plazo de una empresa. Para las empresas es vital fomentar relaciones en un contexto de comunidad. Lo que hay que tener en cuenta es que estas relaciones pueden marcar una diferencia importante entre el éxito y el fracaso.
La base de una comunidad es el servicio, la participación y las interacciones. Para crearla hay que invertir tiempo, energía, ideas y en algunas ocasiones dinero. Toda esta inversión se hace con el objetivo de que la comunidad prospere.
Una vez que se tiene claro que es una comunidad, se debe tener en cuenta lo que no es. No se trata de un mercado. Los miembros de un grupo pueden recomendarse productos entre ellos o pedir consejo, pero según el blog de Social Media Explorer, rechazarán cualquier información que venga acompañada de un formulario de pedido. Los logotipos no son del todo bienvenidos, se valoran sobre todo los individuos.
Una comunidad no permite hacer un cálculo del ROI (retorno de la inversión), se deberá “esperar sin recibir”. Tampoco se podrá se puede controlar por completo una comunidad, si no que hay que confiar en el poder de las relaciones sólidas. Se podría decir que la gran ventaja de la comunidad es la lealtad, que se crea a partir de una relación duradera.
Aunque las ventajas de estas relaciones resulten obvias, todos tenemos claro que no es fácil crearlas. En el blog de Sipnsucks, Gini Dietrich nos ofrece una receta sencilla para crear una comunidad online: humanidad + humildad + humor + alimentar otros egos + no esperar nada a cambio.