ATREVIA lanza la última entrega de su nuevo documento informativo: el informe regional con toda la actualidad sobre el COVID-19 en Latinoamérica y el Caribe. Esta iniciativa nace con el objetivo de brindar periódicamente una visión global de la situación en la región de forma breve pero exhaustiva. Para ello, hemos puesto el foco en el contexto político y social, el impacto económico que esta crisis está teniendo en los países y las medidas que cada uno de los gobiernos están adoptando.
El pico de la pandemia del Covid19 está aún por alcanzar su máximo en América Latina y el Caribe (se calcula que llegará en mayo/junio). De hecho, la región acabó la semana pasada superando los 80 mil contagiados con Brasil, Perú, Ecuador y Chile como los países más afectados por la pandemia. Y terminará estos siete días con un fuerte incremento en muertos y nuevos enfermos: Casi 120.000 contagiados y más de 5.300 fallecidos.
La curva latinoamericana de muertes acumuladas por el Covid-19 es, por ahora, menos pronunciada que las de EEUU y la mayoría de países de la UE. Empezó a un ritmo similar, incluso un poco más acelerada, pero el ritmo comenzó a reducirse en la región antes de alcanzar los mil fallecimientos, encontrándose ahora en una fase menos acelerada que la de sus vecinos. En número de contagios, Brasil sigue siendo el que mayor número de casos confirmados registra con más de 45 mil, seguido por Perú (más de 16.300) y Chile (más de 10.500). En cuanto a fallecidos, es Ecuador el país con peores cifras, 30 por millón, seguido de Perú (16), Brasil (14) y Chile (8).
La heterogeneidad sigue siendo la marca de la región en cuanto a la lucha contra la Covid19: unos países ya se plantean el regreso paulatino a la “nueva normalidad” (ciertos estados de Brasil, Chile, Uruguay…) mientras que otros amplían las cuarentenas (República Dominicana y Colombia) a la vez que entreabren la puerta a cierta relajación de las medidas (Argentina y la propia Colombia).
En el terreno económico, dado lo limitado de los recursos fiscales y financieros propios para hacer frente a la pandemia, ha empezado a producirse un fenómeno que ganará peso y más entidad en el futuro: la solicitud de ayuda a los organismos internacionales y, en especial, al Fondo Monetario Internacional (FMI). Ha aprobado una solicitud de asistencia financiera de emergencia para Bolivia (US$ 327 millones) y para Paraguay (US$ 274 millones). Además, Costa Rica informó que tramita un crédito de US$ 508 millones.
La razón principal para que el FMI vaya a cumplir ese rol tan decisivo es que, a diferencia de 2008 ,cuando la deuda pública de América Latina giraba en torno al 40% del Producto Interno Bruto (PIB), ahora es mucho más elevada. Hoy la deuda promedio es de 62% del PIB, según las estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Con déficits fiscales que dejan poco margen a los gobiernos para hacer frente a una crisis económica y los mercados financieros internacionales cerrados, no hay muchos lugares para conseguir recursos más allá del FMI. Sobre todo, porque en general, los países se han endeudado más con el sector privado que con los organismos multilaterales.
Además de mayor deuda, los países tienen menos capacidad fiscal y escasos ingresos. El panorama económico, ya de por sí complejo, ha empeorado con la abrupta caída del precio del petróleo. Las naciones más afectadas por el desplome petrolero en América Latina son Venezuela, Colombia y Ecuador: su estabilidad fiscal depende directamente del valor de sus exportaciones de crudo.
En el caso de México es un golpe duro para la estatal Pemex -la petrolera más endeudada del mundo- y para los planes de inversión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque no tendría un efecto tan grave sobre las finanzas públicas, dado que el país ha diversificado sus fuentes de ingreso. En otros países como Brasil y Argentina, que también son productores de petróleo, la caída del crudo no dañaría tanto las arcas fiscales, porque sus cuentas fiscales no dependen tan directamente del recurso.
Otra de las claves son las remesas enviadas por los migrantes, que van a registrar una caída sin precedentes debido a la crisis por el coronavirus, que deja a los trabajadores extranjeros en una situación de mucha vulnerabilidad. Un informe del Banco Mundial apunta a que las remesas hacia América Latina y el Caribe van a caer un 19,3%.
Puedes acceder aquí al documento completo con la última hora de la situación por países.