La creatividad está en el aire, y solo por respirar, ¿todos somos creativos? O ¿sin duda está en el fuego, y únicamente los que se queman en las llamas de su infierno son los señalados? O ¿tal vez esté en la tierra, y hay que enfangarse para dar con el barro creador? O ¿igual se encuentra en el agua, y es un hábitat natural en el que se sumergen muchos pero solo viven unos pocos? Sea como fuere, con el rollo este de que la creatividad está en todos y debe estar en todo, estamos empezando a ver gigantes donde solo hay molinos. En este post intento poner un poco de sentido común y cordura sobre lo que es y los que son, y sobre lo que no es y los que no son ni sun. Y chimpún matarile. Veamos. Leamos.
Yo soy creativo, de profesión, de vocación y de pasión, y desde mi más tierna infancia, siempre lo he sido. La razón de escribir este post es que estos días me han pasado tres cosas en principio inconexas, pero que me han hecho reflexionar sobre lo creativo, los creativos y la creatividad. El tema es que yo siempre he dicho que todos somos creativos, cosa que a todo el mundo le encanta escuchar, pero nadie parece querer oír la segunda parte en la que afirmo sin atisbo de duda, que hay que saber lo que se crea porque, a veces, el sueño de la sin razón produce monstruos.
En el entorno personal nadie te exige que seas creativo salvo tú, pero en el laboral sí. El otro día dando una charla compartí un secreto muy íntimo, y es que mis mejores ideas surgen en los momentos en que más paz estoy; en la ducha, o a punto de dormirme.
Voy a contar los tres aconteceres recientes para ilustrar mi reflexión. Ahí va el primero. Hace unos días recibí un extenso mensaje por LinkedIn de una persona que con más intención que intuición se presentaba como muy creativa, y me preguntaba sobre qué tenía que hacer para dedicarse a esto de la creatividad. Mi respuesta fue menos extensa pero más intensa; “tan solo crea”. Da igual lo que crees. Lección uno, si quieres ser creativo, crea.
Vamos con el segundo. Un viejo amigo del colegio con el que gracias a la magia de Facebook recuperé contacto 30 años después, se interesó por una plaza para su hija de diseñador/creativo, que había publicado mi agencia. Según su propio testimonio, desde niña había mostrado una gran pasión por todo lo que tuviera que ver con lo creativo y la creatividad. Cuando miro su perfil, veo a una estudiante de arquitectura con una ligera experiencia laboral en otros campos y ciertos intereses humanitarios. Hasta ahí todo normal; es muy joven y nadie nace con experiencia. Pero intrigado por encontrar esa vena creativa y motivado por el compromiso hacia un viejo amigo, entro en su portfolio de Behance, y allí me encuentro con un crisol de dibujos, planos, fotos y bocetos que me requieren un esfuerzo extra para entender lo que estoy viendo. Le pedí que si de verdad su hija era creativa, además de serlo tenía que parecerlo. Lección dos, si necesitas mostrarte como creativo, muéstralo.
Y aquí llega el tercero. Yo creo firmemente en la idea de que en creatividad ni todo vale para todo, ni todo vale para todos. Todo lo que yo creo suele tener un aporte racional muy poderoso que demuestra que no es precisamente una idea feliz, sino una feliz idea. El que me lleve más o menos tiempo crearlo es irrelevante, lo importante es el resultado, y funciona en un porcentaje sospechosamente elevado. Y cuando lo hace, es un momento casi mágico en el que brillas, y se ve.
Dicen que la creatividad es uno de los skills profesionales más demandados en estos tiempos, seguramente porque es uno de los pocos que no pueden replicar las máquinas. Y aunque duela decirlo, tampoco todas las personas.
Y cierro post. Crear es extraordinariamente complejo, por muy fácil que parezca cuando se está delante de lo creado. Claro, se piensa, «eso lo podía haber hecho yo» o «¿cómo no se me ha ocurrido a mí?» Pues no lo sé, pero si te decides a hacerlo, simplemente asegúrate que es creativo. Y punto. Y lo dejo aquí para que cada uno lo interprete como estime más adecuado.