El conflicto ruso-ucraniano nos ha demostrado, una vez más, que lo que ocurre a miles de kilómetros nos compete y repercute a niveles más profundos de lo que podemos dimensionar. Al hilo de esto, Top Comunicación ha publicado un reportaje sobre cómo afecta un conflicto bélico como la invasión rusa de Ucrania al sector de Public Affairs, en el que ha participado Lina Cabezas, consultora senior de Asuntos Públicos de ATREVIA. “Existen sectores que se ven más afectados que otros. En este caso específico, el primer sector que sintió el efecto de la guerra fue el agroalimentario debido a su interdependencia con los países directamente involucrados. Esto agravó la crisis que venía atravesando este sector derivado del aumento de los costes de los suministros y del impacto de la pandemia en el comercio internacional”, expresa.
Posteriormente, ha añadido que “hemos visto cómo la industria electrointensiva y, muy importante, aquella que no está clasificada como tal pero que tiene consumos altos de energía, se han enfrentado a un escenario inédito que pone en riesgo sus planes de trabajo y sus inversiones (por ejemplo, el sector ferroviario, o las medianas empresas de sectores industriales). Otros sectores que se están viendo afectados y que pueden ver empeorar su situación a medio plazo si el conflicto se mantiene, es el del turismo, muy importante para países como España”.
En este escenario, Lina Cabezas considera que los elementos que cobran especial relevancia son los siguientes, entre otros:
Aportar conocimiento, que permita anticipar escenarios. “Es necesario combinar una comprensión del contexto con la información que a diario se genera. Ello debe reforzarse con información más allá de lo que se publica, transformándola en conocimiento útil para evitar la infoxicación del cliente”, asegura.
Un posicionamiento claro que plantee soluciones. Nuestra consultora sostiene que hay que desarrollar un posicionamiento claro “que tenga en cuenta no sólo el interés de la compañía, sino también el contexto en el que estamos y el interés general de la sociedad”.
Identificar los riesgos a los que se enfrenta el cliente. “Un factor para tener en cuenta es el impacto a medio y largo plazo de la guerra, ya que de intensificarse o prolongarse, puede poner en jaque de nuevo a las cadenas de suministro global, lo que refuerza la idea de que Europa debe de trabajar en pos de su autonomía energética, sanitaria y alimentaria. Esto es algo que está instalado en el debate público y que de concretarse se traducirá en cuerpos de regulación que afectará a muchos sectores”.
Crear alianzas que refuercen la posición de la organización. “Actuar en solitario es más costoso y menos efectivo que cuando nuestra demanda es generalizada y compartida por más actores. En momentos de crisis generalizada, la agregación de intereses resulta clave”, concluye.
Puedes leer el reportaje completo publicado originalmente en Top Comunicación aquí.