El precio del oro ha alcanzado un máximo histórico al dispararse por encima de los 4.000 dólares por onza por primera vez en la historia. Esta escalada se produce en un contexto de elevada incertidumbre global, con inversores buscando refugio frente a las tensiones geopolíticas, al debilitamiento del dólar y a las expectativas de recortes en los tipos de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Durante 2025, el oro ha protagonizado una de las mejores evoluciones entre los activos financieros: acumula una subida del 50-55 % interanual, impulsado por las compras de bancos centrales y los flujos hacia instrumentos respaldados físicamente (ETFs). En los primeros meses del año ya se habían observado récords en la cotización y en la demanda, según el informe semestral del World Gold Council. Ante este panorama, algunos analistas han advertido que tras este rally el precio del oro podría sufrir correcciones a corto plazo, aunque muchos expertos siguen considerando que los fundamentos que respaldan al oro como activo refugio permanecen intactos.