Para Trump, los aranceles no son solo una herramienta económica, son una herramienta política

Defender a Donald Trump desde una visión europea no es fácil. Ni siquiera desde la racionalidad, pero eso es lo que hace Carlos Díaz-Rosillo, un abogado cubano-norteamericano que durante el anterior mandato del presidente de EEUU fue subsecretario adjunto de Defensa. En esta entrevista, realizada en Sevilla, en el marco del Congreso anual de CEAPI, un consejo que reúne a los grandes empresarios latinoamericanos, defiende con argumentos la estrategia política de Trump. En su opinión, EEUU lo que hace es defender sus intereses como país. No tiene sentido, sostiene, que países ricos como los europeos no se paguen su seguridad militar, ni tampoco que China penetre en las instituciones estadounidenses. Díaz-Rosillo trabaja actualmente como asesor en EEUU de la consultora ATREVIA.
PREGUNTA. Le parece que Trump está rectificando y, al final, los aranceles serán manejables para todos. Desde luego, muy por debajo de los que anunció en su día.
RESPUESTA. Yo no diría que está rectificando, está dando más detalles. La política arancelaria del presidente, desde mi punto de vista, se explica por cinco razones. La primera, reciprocidad. Trump lleva ya más de 40 años diciendo que considera que a EEUU sus aliados, e incluso los más cercanos, no lo tratan como deberían, y, por lo tanto, busca una política recíproca. Si un país o un grupo de países le pone aranceles a productos americanos, lo lógico es que EEUU ponga un arancel a su producto. Es el mismo argumento que utiliza cuando habla de la OTAN. Segunda razón, el tema de seguridad nacional. Nos hemos dado cuenta de que la cadena de suministro de EEUU depende demasiado de países no solamente adversarios, sino, en algunos casos, enemigos, como China. Parte de la razón de los aranceles es hacer regresar a EEUU la base industrial esencial para nuestra seguridad nacional. Número tres. Por un tema que se puede llamar que es cultural, que es regresar a esa base industrial, no solo por temas de seguridad nacional, sino para tratar de reavivar parte de lo que hace muchos años se fue del país por la globalización y por los tratados de libre comercio. Número cuatro, un tema muy pragmático: la recaudación. Se van a recaudar equis millones de dólares gracias a los aranceles. Y número cinco también algo muy pragmático, a Trump le permite negociar. Yo creo que esas cinco razones explican por qué está haciendo lo que está haciendo. Y el resumen es que para él no es una herramienta netamente económica, sino una herramienta también muy política. Los economistas te pueden enseñar gráficas de que el arancel es ineficiente, que va a subir el precio y todo eso. Pero al trabajador norteamericano no le importa la gráfica, no le importa lo que digan los economistas, lo que le importa es que le salven el trabajo y que, por fin, un político le haga caso.
P. Si, pero si fracasan esas políticas, como dicen todos los organismos multilaterales y la inmensa mayoría de los economistas, quien sufrirá es el trabajador que votó a Trump. No parece, por ejemplo, que se vaya a recaudar tanto como lo prometido.
R. Es probable que no se vaya a recaudar tanto, pero sí mucha plata y Trump podrá decir al pueblo norteamericano que gracias a sus aranceles se recaudaron equis millones de dólares que los podrá utilizar para pagar el interés o la deuda o financiar programas internos. Otros expertos decían que Trump ganó las primeras elecciones y que metería al mundo en guerra, pero la realidad es lo opuesto. Es el primer y el único presidente en la historia moderna de EEUU que no solamente no metió al país en una guerra, sino que ni siquiera mandó a un solo soldado a un nuevo conflicto bélico.
P. Lo que no está haciendo es muchos amigos. Desde Europa se ve a Trump como una oportunidad para alejarse de EEUU. La autonomía estratégica se ha convertido en un asunto central. Trump, incluso, puede provocar mayor acercamiento comercial y económico a China.
R. Esperemos que no, sería un gran error que han cometido algunos países y que todavía Europa no lo ha cometido. China representa un gran peligro no solamente para Europa sino para la seguridad nacional e internacional del mundo. No es un socio fiable, busca su interés.
P. Sí, pero Europa también ha podido escuchar de Trump que nació para joder (sic) a EEUU…
R. Entiendo perfectamente que la manera de decir las cosas y las formas no caigan bien en Europa. Lo que diría Trump es que a él lo eligieron para ser presidente de EEUU, no para ser secretario general de la ONU o popular en Bruselas, sino para defender los intereses de los americanos. Europa necesitaba que alguien la despertase. Tiene todo para tener éxito. Una mano de obra excepcional, capitales abundantes, todo tipo de recursos para salir adelante y ser una potencia mundial en bloque, pero se ha enfocado más en la regulación. Los países europeos regulan de una manera extrema.
P. Había un economista famoso que decía que si muriera y tendría que reencarnarse en algo, se reencarnaría en un mercado de bonos porque es el que más poder tiene. Son los únicos que han torcido el brazo a Trump. Anunció los aranceles un día y el bono se disparó hasta el 4,6%-4,7%. Incluso EEUU ha perdido la máxima calificación crediticia, la triple A. También hay dudas de que se pueda controlar el déficit público…
R. Es importante entender que él es un empresario y fue empresario mucho antes de ser político y por lo tanto es un hombre flexible. Los que lo admiran y apoyan su gestión celebran esa flexibilidad. Los que lo critican dicen que cambia de opinión, que no sabe lo que está haciendo, lo cual creo que es incorrecto. Sabe exactamente lo que está haciendo, pero es flexible. Si ve que implementa una política económica que afecta no solamente a los bonos, sino a la Bolsa y al sentimiento del consumidor y a la inflación o al crecimiento económico, negociará y actuará con mucha flexibilidad. A diferencia de lo que la gente piensa de él, no es un tipo particularmente ideológico.
P. No teme usted que surja una ola de sentimiento antiamericano por asuntos como la inmigración o la expulsión de estudiantes en las universidades
R. Si quieres empezamos con inmigración y después con las universidades. El tema de la migración fue uno de los temas principales para su victoria. No fue una sorpresa. Muchos políticos hacen promesas de campaña y llegan, ganan y después no las cumplen. Él ha venido cumpliendo una tras otra. En EEUU había prácticamente una invasión de inmigrantes ilegales que entraban casi libremente con pocos controles. Y ahora lo que ha dicho es que tiene que haber control. Y el pueblo norteamericano en su gran mayoría, apoya lo que está haciendo porque sabe que no podemos tener un país sin fronteras.
P.- Pero una cosa es controlar las fronteras y otra expulsar a los inmigrantes como si fueran ganado a cárceles siniestras. Hay jueces que, incluso, lo han frenado.
R.- Lo que está haciendo es mandar un mensaje muy claro: Si alguien entra de manera ilegal, saldrá del país. Antes entraban ilegalmente y no había consecuencias. Te daban una notificación para que te presentaras a un jurado y no lo hacías. En cuanto a las universidades, es falso que no dejen entrar a los estudiantes extranjeros. En EEUU, cuando las universidades aceptan estudiantes internacionales es el Gobierno quien les da la potestad de acelerar el proceso de permisos y la universidad los acepta, ya sea como investigadores o estudiantes. Es decir, no tienes que ponerte en cola porque tardaría años, y lo que hace el Gobierno federal es avalar. ¿Qué hizo el presidente Trump? Le quitó esa potestad a Harvard. O sea, no es que Harvard no pueda aceptar a estudiantes internacionales, claro que lo puedo hacer. Lo que no puede es dar permisos de forma automática. Ahora tendrán que hacer cola, ir a la embajada, al consulado. Tendrán que pasar por un proceso. En efecto, si se mantiene esa política, no va a haber estudiantes internacionales. Es cierto, pero no es porque se los prohíba. La gran mayoría hace una contribución importantísima a las universidades americanas. Pero no todos. No hay cifras concretas, pero muchos de los chinos que llegan a EEUU lo hacen para robar la propiedad intelectual de las universidades y les quitan un cupo a un norteamericano. Muchos regresan a China para hacerle daño a EEUU. Es importante recordar que el dinero del Gobierno federal a las universidades no es un derecho, es un privilegio. En el caso de Harvard son 9.000 millones de dólares. Harvard es la universidad más rica del mundo y tiene derecho a estar en desacuerdo, pero entonces que no pida dinero.
P.- No me dirá que la batalla de Harvard tiene mucho de guerra cultural: el pueblo contra las élites.
R.- Aquí hay algo muy interesante. El pueblo lo ve así. No es un tema partidista, afecta a demócratas y republicanos. Y sí, claro, hay un elemento de guerra cultural porque hay que admitir que las universidades se han ido a la extrema izquierda. La labor de una universidad es educar a los jóvenes, darles acceso a información, ayudarlos a pensar… Y lo que está pasando es que muchos estudiantes sienten que si expresan una opinión ante un profesor lo va a calificar mal porque el profesor no está de acuerdo con la opinión. Eso es todo. Va en contra de todo lo que debería ser una casa de estudios.
P.- ¿La liquidación de la agencia de desarrollo de EEUU forma también parte de la guerra cultural? No es una contradicción favorecer la cultura y al mismo tiempo recortar ayudas.
R.- Parece una contradicción, pero creo que no lo es. ¿Le digo por qué? Porque esa agencia está financiando una cantidad de proyectos que van en contra de los intereses de EEUU. Tiene sentido utilizar recursos del Gobierno para ayudar al crecimiento de América Latina o de otros sitios para utilizar lo que se llama ‘soft power’ y atraer a otros países hacia la esfera de EEUU, pero esos recursos se estaban utilizando para proyectos de ingeniería social, para hacer proyectos sociales y culturales que van en contra de la Administración actual. Y entonces yo creo que tiene mucho sentido cortar esos presupuestos y enfocarlos para que el el pueblo norteamericano sienta que su dinero está siendo gastado de una manera eficiente.
«A Trump lo eligieron para ser presidente de EEUU, no para ser secretario general de la ONU o popular en Bruselas»
P.- Pero se puede cortar con bisturí o con motosierra. Y me da la sensación de que se ha ido con la motosierra. Hay imágenes icónicas.
R.- Sí, creo que se ha ido con la motosierra, esa es la gran crítica. Creo que ahora lo que va a suceder es que esta agencia, que por ahora ha desaparecido, va a ser parte de un buró dentro del Departamento de Estado. Imagino que ahora el secretario de Estado, que es Marco Rubio, y que lo conoce bien, va a comenzar a ver cuáles de los proyectos hay que rescatar y cuáles hay que eliminar. Me imagino que la gran mayoría se eliminarán, estimo que quedará alrededor del 20%. Se eliminarán los programas que promuevan ingeniería social o cuestiones de género, programas que no tienen nada que ver con los intereses directos de EEUU. El contribuyente americano tiene que saber que su dinero se está gastando de manera prudente. EEUU tiene muchos problemas y hay mucha pobreza. ¿Por qué se tiene que gastar ese dinero en otros países lejanos?
P.- La motosierra la llevó en su día Elon Musk, que hasta convirtió la Casa Blanca en un concesionario de automóviles por un día, y ahora…
R.- Acabamos de oír las declaraciones del señor Musk [anteriores al rifirrafe de este pasado jueves], que hasta hace tres días estaba en la Casa Blanca asesorando al presidente. Tengo entendido que antes lo había criticado directamente, lo que pasa es que ahora lo ha hecho público. El hombre más rico del mundo que estuvo trabajando para él por varios meses ha dicho su opinión claramente, y si el proyecto de ley [de presupuestos] es aprobado va contra los intereses del señor Musk porque eliminaría el subsidio a los coches eléctricos. Así que la percepción es muchas veces diferente a la realidad. Trump es muy diferente de lo que la gente piensa. Lo ven como un líder autoritario que nada más quiere que le digan lo que quiere oír. Y no es así.
P.- ¿Hasta dónde llegará la presión de EEUU para que los países de la OTAN gasten un 5% en defensa? El propio Trump ha dicho que lo que quiere es que los europeos compren a EEUU petróleo, gas y armamento.

R.- Trump entiende perfectamente la importancia de la OTAN para la seguridad de EEUU, pero también entiende que es aún más importante para Europa. Casi todos los países de la OTAN son países europeos, países muy ricos, y todos ellos acordaron unánimemente en gastar un 2% en defensa. Y llega Trump a la Casa Blanca por primera vez y casi ninguno gastaba el 2%. Ahora han aumentado, y lo que dice Trump es perfecto: Me parece injusto que yo tenga que financiar el 70% del presupuesto de lo que se gasta en defensa en la OTAN. Creo que Trump lo ve también como empresario y dice bueno, Europa tiene que gastar más, pero no tiene la capacidad para hacerlo en Europa, así que tiene que gastarlo en EEUU. Nosotros tenemos una industria de defensa muy importante que puede ayudar. Lo veo como un win-win en el que ambos ganan. Todo es transaccional y él es un empresario. Lo dijo Churchill, lo ha dicho mucha gente, los países no tienen amigos, tienen intereses.

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