Hace unas semanas hablamos aquí en “La Batidora by ATREVIA” de Nutri-Score, el sistema de etiquetado frontal también conocido como semáforo nutricional, que pretende facilitar la información que obtiene el consumidor con el fin de impulsar una elección mejor informada y un consumo más saludable.
Si bien la iniciativa supone un avance en materia de protección del consumidor, las críticas no han tardado en llegar. En líneas generales, el rechazo viene de sectores de la industria agroalimentaria que defienden que el sistema de puntos utilizado para categorizar a los alimentos por colores, no tiene en cuenta ni la calidad nutricional de los mismos ni la cantidad de su consumo. Así, se ha comprobado que muchos alimentos característicos de la dieta mediterránea, de densidad calórica elevada pero no necesariamente poco saludables, han obtenido calificaciones muy bajas que podrían cuestionar su calidad a ojos del consumidor.
Todo esto sucede escasos meses después de que la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, elogiase la dieta mediterránea debido a su variedad y gran equilibrio nutricional, mientras reiteraba que esta dieta está científicamente relacionada con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Entre los alimentos afectados se encuentra el aceite de oliva, razón por la cual desde el sector se ha solicitado al Ministerio que se le excluya de este sistema de etiquetado, temiendo un potencial desplome de las ventas. Recordemos que España es actualmente el primer exportador mundial de aceite de oliva, y que se trata además del cuarto producto agroalimentario más exportado desde España. A esta petición se suman el sector quesero y el del jamón ibérico que piden al Gobierno que se proteja un “producto fundamental” en la dieta mediterránea y un salvavidas económico de muchas zonas rurales de España.
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