En los últimos años la obsesión de cualquier marca ha sido convertirse en una love brand. El concepto, explicado en el libro de Kevin Roberts ya en 2004, nace para explicar la necesidad de las empresas de ir un paso más allá creando productos y experiencias que sean capaces de construir vínculos emocionales de larga duración con los consumidores para garantizar su futuro.
El avance imparable de la transformación digital hace que hoy sea mucho más difícil ser una love brand que hace unos años. Esas marcas que nos cautivan y nos atrapan deben estar más atentas que nunca a las exigencias del nuevo consumidor. Y es que estamos ante un ciudadano que exige, que está mejor informado que nunca, que es alérgico a la publicidad tradicional, vive conectado de manera multicanal y reclama, ante todo, inmediatez y transparencia.
Para continuar siendo una love brand hay que poner cuanto antes al consumidor en el centro, haciéndole participe de nuestra estrategia co-creando con él. Es el momento de que el customer-centric deje de ser una teoría para convertirse en una realidad. Sólo así seguiremos estando en las mentes y los corazones de los consumidores.
Esa conexión necesaria con el cliente será uno de los bloques del Congreso La Comunicación Hoy que tendrá lugar en Barcelona el próximo 26 de septiembre.