Más allá del cumplimiento de las normas, el gran reto de la sostenibilidad pasa para las compañías por explicar de modo eficaz su aportación a las sociedades donde desarrollan su actividad. Nuestro director de Reputación, Sostenibilidad y RSE, Manuel Sevillano Bueno, es entrevistado por el medio gallego El Correo Gallego donde trata temas sobre sostenibilidad y estrategias sostenibles.
Además de una parte técnica y normativa, usted pone el foco en la necesidad de las compañías de comunicar su apuesta por la sostenibilidad de manera eficaz. ¿Cómo puede ayudar ATREVIA?
La sostenibilidad tiene una parte técnica que por convicción o por obligación vas a tener que cumplir. Pero el reto es que te lo reconozcan tus grupos de interés. Si no te puede pasar lo mismo que a Van Gogh, que todos lo reconocemos como un gran pintor, pero solo cuando se murió, porque mientras estuvo vivo no vendió ninguna obra. ATREVIA intenta trabajar en ese ámbito, en cómo conseguir el reconocimiento de los grupos de interés. Y eso se consigue en función de dos cosas: en cómo gestionas el cumplimiento de tus compromisos y en la gestión de las expectativas. Últimamente la gestión de las expectativas está cogiendo más protagonismo.
¿Puede poner algún ejemplo?
Empresas históricas que llevan muchos años cumpliendo sus compromisos están sufriendo en bolsa, el caso más claro es Telefónica, frente a otras que gestionan muy bien las expectativas y parece que tienen más futuro, como Tesla. Si tú ves los números, Tesla vende pocos coches, tiene un beneficio normalito, pero es una de las empresas más valoradas del mundo por capitalización bursátil porque se piensa que el futuro es de Tesla y no es de empresas tradicionales como Wolkswagen o Toyota, que valen mucho menos en bolsa a pesar de que tienen unos beneficios muy superiores. Ahí es donde nos movemos en ATREVIA, en alinear esas expectativas de los grupos de interés con los comportamientos corporativos de las compañías.
¿Cree que el camino hacia la sostenibilidad no tiene vuelta atrás o las movilizaciones del campo en toda la UE están dejando al descubierto que existen riesgos?
Hay peligros. Los agricultores se están quejando de que cada vez se les pone más complicado cumplir con la normativa. En Estados Unidos hay debates sobre si la sostenibilidad genera muchísima más burocracia y más dificultades para competir. Yo quiero ser optimista. Creo que es un camino irreversible porque, en definitiva, no es más que pensar en el medio plazo, no solo en el corto plazo. Las compañías tienen que pensar no solo en los beneficios de hoy si no en los de mañana. En ese sentido yo creo que no hay vuelta atrás
¿Pero cómo se le explica a los agricultores que tienen que competir contra países que no siguen las mismas reglas y que pueden colocar sus productos a precios más bajos?
La pregunta es cómo se compite contra eso y también cómo se consigue que el consumidor pague por eso, porque el consumidor tampoco está dispuesto a pagar mucho más porque algo sea sostenible, o no en todos los ámbitos al menos. Europa cogió la bandera de la sostenibilidad para marcar su rol en el mundo y para decir al mundo que tenemos un modelo de vida en la cabeza, un Estado social y de derecho, y esta es nuestra propuesta. Efectivamente en Europa somos fuertes, es un mercado muy grande que tiene capacidad de movilizar a las compañías, pero claro que hay peligros. Europa tiene que competir en un mundo globalizado en donde hay zonas con comportamientos más laxos. La sostenibilidad debe tener luces largas, no quedarse en aspectos muy coyunturales y a corto plazo. Europa juega su rol con una normativa muy ambiciosa que obliga a las compañías a cumplir requisitos que quizá a corto plazo les hace menos competitivos, pero a medio plazo yo creo que los hace más competitivos y más sostenibles
¿Cómo ve situada a Galicia en la carrera de la sostenibilidad?
Galicia tiene algunos buques insignias que son referentes en sostenibilidad a nivel mundial. El que todos tenemos en la cabeza es Inditex, pero también hay grandes players de la economía como Estrella Galicia, que dentro de su área de influencia está llevando a todos los proveedores, distribuidores a entrar en un camino de sostenibilidad. A mayores también hay otras iniciativas como el Green Port del Puerto de A Coruña o de empresas medianas o pequeñas. La apuesta por la sostenibilidad es inequívoca. En Galicia hay una conciencia por el impacto social y medioambiental que tienen las compañías y creo que la carrera está bastante avanzada. Tener compañías a nivel planetario hace que estas tengan capacidad de movilizar muchos recursos y muchos comportamientos.
El impacto de lo que se denomina tsunami regulatorio mantiene a todas las compañías en alerta ante las crecientes preocupaciones sostenibles. ¿A qué se refieren con eso?
El tsunami regulatorio es la gran ola que está llegando de regulación. Raro es el día o la semana que no viene alguna regulación que afecta a uno u otro sector de la economía. Y eso tiene a las compañías muy preocupadas. El peligro que tiene eso es que la sostenibilidad se acabe convirtiendo en una cuestión contable o de puro cumplimiento. Yo creo que a la sostenibilidad le falta poesía. Hace falta que las compañías tengan una narrativa de sostenibilidad que ponga en valor lo que están haciendo por los diferentes grupos de interés. Porque sin reconocimiento se nos está quedando cojo este movimiento. Sí que es verdad que ahora hay mucha normativa que tiene a todo el mundo preocupado porque hay que digerirla, pero no podemos perder el foco de que esto se hace para aportar valor a las sociedades donde desarrollamos nuestra actividad. Y esto tiene que ver con el reconocimiento, con explicar bien como contribuyes a las comunidades donde operas.
¿En todo caso, las estrategias sostenibles tienen un impacto tangible en las cuentas de resultados de las empresas?
La base de toda sostenibilidad es la económica. Las empresas están para ganar dinero, si no son sostenibles. ¿Eso quiere decir que lo tengan que hacer todo a corto plazo? No. La sostenibilidad se maneja bien en el medio plazo. Tiene que ser una apuesta no tanto para asegurar los beneficios de hoy, sino los de mañana, los de pasado mañana y los de dentro de diez años. Esa es la clave. A veces se hacen inversiones que a corto plazo pueden penalizar la cuenta de resultados, pero después esperas un retorno.
Ustedes trabajaron en Galicia en el desarrollo del proyecto Green Port del Puerto de A Coruña. ¿En qué consiste?
Green Port es un proyecto del que estamos especialmente orgullosos porque es un modelo de ciudadanía corporativa en el Puerto de A Coruña. Es un modelo para definir como el puerto se relaciona con sus grupos de interés y establece una metodología. Quiere que los grupos de interés formen parte del día a día del Puerto de A Coruña. Quiere abrirse a la comunidad, a la ciudad y hacerles partícipes de sus logros, de sus problemas, de sus riesgos. Es un proyecto que es precursor en modelos de gestión, por lo menos en Puertos del Estado. Yo no conozco ninguna otra iniciativa parecida.
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