La República, uno de los diarios económicos y financieros más importantes de Colombia, ha publicado la última tribuna de nuestra presidenta, Núria Vilanova, titulada «Liderar en tiempos de IA».
Hace unas semanas me hicieron una entrevista en la que salió el tema del liderazgo en tiempos de inteligencia artificial, IA. Un asunto apasionante en un momento en que hay quien plantea ya si los líderes dejarán de ser necesarios. Adelanto mi respuesta: nunca. La esencia del ser humano es ser valiente, aprender y tener ambición, entendida como afán de superación. Y eso nos ha permitido evolucionar. Un proceso que la IA acelerará.
¿Pero hacia dónde tenemos que dar el siguiente paso? Esa es la gran pregunta que se debe hacer el líder de cualquier compañía ahora, y acertar con la dirección a tomar, porque eso es lo que nos permitirá anticiparnos y ganar terreno. En mis cuatro décadas de trayectoria profesional, he tenido que reinventarme en más de una ocasión. Y creo que es una ventaja hoy: precisamente lo que necesitan las organizaciones es un liderazgo evolutivo e imperfecto, en constante aprendizaje. Un liderazgo como el que ejercimos muchas mujeres que, siendo una minoría en el mundo económico y empresarial, nos lanzamos a liderar proyectos sin tener referentes. Así nació un modelo de liderazgo más empático, colaborativo y adaptativo, que hoy inspira a todos, sin distinción de género.
Ningún líder puede desentenderse de la IA: es demasiado importante para las compañías como para ignorarla. Pero tampoco debe tener todas las respuestas, sino saber formular las preguntas adecuadas y rodearse de personas de las que aprender. y mantener la capacidad de cuestionarse todo. Solo el análisis crítico nos permite avanzar.
El éxito de una tecnología se mide por el número de personas que la usan, por su masa crítica. La IA ya se utiliza ampliamente, pero nos quedamos en la superficie; la capa más visible y extensa, pero también la menos profunda. Aunque hemos perdido el miedo a usarla, no aprovechamos todo su potencial.
Nuestra relación con IA no puede ser pensar que viene a sustituirnos, sino a liberarnos de tareas repetitivas. Crecer profesionalmente implica delegar lo rutinario y centrarse en lo estratégico; y ese mismo enfoque estamos aplicando en mi compañía que, precisamente, opera en uno de los sectores más sensibles a la IA: la comunicación y posicionamiento estratégico.
Optamos por una aplicación progresiva: primero experimentamos, después aprendimos, más tarde desarrollamos proyectos, y finalmente los implantamos y evaluamos. Es un proceso continuo, que requiere revisión y aprendizaje constantes.
Porque aún hay motivos para ser prudentes: hasta un 95% de los proyectos generados por la IA fracasan. Además, La IA, puede sufrir alucinaciones; es decir, ofrecer respuestas incorrectas o inviables. Es necesario verificar, medir resultados, descartar lo que no aporte valor y evitar conformarnos con lo mediocre.
Además, los líderes no deben detenerse en cómo usar la IA de hoy, sino la IA del futuro. Este no es el final del camino, solo un nuevo tramo. Se necesita explorar, hacer prospecciones más profundas. Por eso, en nuestra compañía nos hemos propuesto que, en cinco años, debemos olvidarnos de lo que sabemos hacer para centrarnos en otras que aporten más valor.
Quizá, la mayor aportación de la IA puede ser obligarnos a preguntarnos en qué somos realmente diferentes. Porque si todo lo hace la IA, no necesitamos líderes; y no descartemos que ese sea el sueño de algunos colectivos con intereses oscuros.
Por eso, el momento actual es una oportunidad para ejercer un liderazgo más humano, en el que miremos el mundo a través de nuestros ojos y no solo a través de lo que nos muestra la IA. Esa será la verdadera forma de seguir avanzando, evolucionando y aprendiendo.


