Esta semana, Núria Vilanova, presidenta y fundadora de ATREVIA, ha participado como invitada en el podcast de la revista Woman, #WomanBusiness, un nuevo formato que apuesta por el liderazgo y que pretende visibilizar el talento femenino y reivindicar el acceso de las mujeres a puestos de decisión.
Desde su experiencia al frente de ATREVIA y también al del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), Núria Vilanova, destacada también como una de las 10 CEO más importantes de las redes sociales, ha querido destacar que “las costumbres son malas, hay que forzar para romperlas. Y ahora mismo, en las empresas, la costumbre es que los comités de dirección sean señores”.
A los 23 años fundó, con su madre como socia, una empresa de comunicación. Hoy, esa empresa es ATREVIA, la consultora de comunicación y posicionamiento estratégico más importante de España, presente en 16 países y con una plantilla de 400 trabajadores. Todo un logro para una mujer que concibe el liderazgo como una labor empática y de búsqueda del talento. “Soy una líder imperfecta -reconoce con orgullo-. Creo que cuando conoces tus déficits, te rodeas de personas mejores que tú. También soy una líder fan: fan de mi equipo. Me encanta que me sorprendan y me demuestren lo brillantes que son”. Y sigue buscando formas de innovar: “Cuando empecé, pensaba que tenía todo por aprender. Afortunadamente, vivimos en un mundo tan apasionante que 30 años después tengo exactamente la misma sensación”.
Una de las prioridades de ATREVIA es ayudar a las empresas a afrontar ese mundo en permanente transformación. “La comunicación, ahora mismo, tiene dos frentes -asegura-, en los que tenemos que ayudar a las compañías a protegerse y a conseguir ventajas: el primero es lograr que seduzcan, que vendan no solo sus productos, sino su alma y su razón de ser; y el segundo es el defensivo, frente las fake news, la manipulación y los ataques intencionados”. En torno a esa estrategia defensiva, centrada en las redes sociales, ATREVIA acaba de publicar un estudio sobre cómo se generan los discursos de odio, elaborado por un equipo de profesionales de la comunicación, sociólogos y antropólogos. “Una media verdad puede convertirse en una gran mentira y agitar las peores emociones. Y las marcas tienen que saberlo y estar preparadas. La comunicación debe ser ética”, afirma la CEO. Y para conseguirlo, hay un aspecto que Vilanova considera fundamental: la diversidad, algo que la obsesiona desde que creó la consultora. “Cuando me di cuenta, éramos una empresa femenina. Teníamos una excusa: en el mundo de la comunicación, el 80% éramos mujeres, pero eso no era bueno: las ideas, la transversalidad, el trabajo colaborativo… no surgen cuando pones a personas iguales a trabajar juntas. Necesitábamos diversidad, así que creamos una política de discriminación positiva para que todos los equipos tuvieran al menos un 30% de hombres. Las costumbres son malas y que hay que forzar para romperlas”. Toda una lección de liderazgo en un mundo, el de la alta dirección, en el que la presencia femenina sigue siendo una asignatura pendiente. “Ese tren va… pero va demasiado despacio -asegura-”.
En esa búsqueda de la diversidad, Vilanova rompe una lanza por las nuevas generaciones: considera las prácticas un “caladero” donde encontrar nuevos talentos y admira las virtudes de los trabajadores jóvenes. “Recomiendo a todas las compañías poner a un representante de la generación zeta en su vida -dice convencida-. Tienen unas capacidades enormes que no debemos dejar de aprovechar, una visión distinta de la jerarquía, una preparación estupenda. Y a los jóvenes les pido que sean irreverentes, que levanten la mano, que cuestionen cómo se hacen las cosas y que pregunten. Necesitamos personas que nos hagan reflexionar”.