En el mundo incierto, altamente competitivo y cambiante en el que vivimos, con sobrecarga de información en la mente del consumidor, parecería que todas las empresas deberían estar trabajando en buscar la manera de destacar siendo diferentes.
Lo cierto es que sólo unas pocas lo consiguen y se convierten en marcas relevantes, pero las demás se dedican a imitar (benchmarking se le llama…) o se concentran en la calidad, en la atención al cliente o en intentar producir los mejores productos. Justo como hacen sus competidores, y por ello caen en la irrelevancia.
¿Cuántos tipos de productos hay en cada categoría del mercado? Cientos o miles. Los coches por ejemplo…tipologías y marcas. Los seguros: modalidades exactamente iguales en todas las compañías. ¿Cómo elegir entre tanta oferta? La diferenciación a través de la marca y la comunicación es la clave, pero es imprescindible partir de un posicionamiento único, a ser posible conectado e inspirado por un propósito transformador, que vaya más allá de los productos o servicios que vendes.
¿Cómo podemos alcanzar esa diferenciación? Hay muchas técnicas, como crear una nueva categoría, personificar, crear un nuevo genérico, cambiar el nombre, reposicionar la categoría… pero todas deben cumplir una condición: esa diferenciación debe lograrse en la mente del consumidor.
Por eso en ATREVIA nos hemos fijado la misión de ayudar a crecer a las marcas acompañándolas en el proceso de encontrar ese posicionamiento único y diferencial para que puedan impactar positivamente en el negocio.
El proceso no sólo incluye técnicas de investigación de mercado y escucha activa de grupos de interés, sino la generación de mapas de posicionamiento de los actores del sector, además de herramientas de soporte como brandbooks o guidelines para dar coherencia al nuevo posicionamiento, o también oficinas de la marca que acompañen en la difusión de los nuevos valores y atributos a través de canales, territorios, patrocinios o países en los que operen.
La bajada de un nuevo posicionamiento requiere alineamiento estratégico a través de programas de cambio cultural, planes de comunicación interna y formación de portavoces para unificar el discurso de los directivos o mandos intermedios.Las necesarias adaptaciones a culturas o percepciones locales no pueden estar sujeto a interpretaciones diversas, porque el riesgo es la confusión y la irrelevancia.
¿Cuándo es el momento adecuado para abordar un proyecto de reposicionamiento de la marca? Hay muchas situaciones en la vida de las empresas o de sus equipos directivos en los que surge la necesidad de cambiar, redefinirse, repensarse o simplemente relanzar el negocio. Cuando detectamos que todos en el sector hacemos y decimos lo mismo; cuando hay que recalibrar la estrategia, comenzar una nueva etapa.
La llegada de un nuevo CEO con sus ganas de impulsar cambios es otra espoleta para el cambio. Tampoco es raro que un inversor compre parte de la empresa y quiera impulsar el negocio, o que nos veamos inmersos en procesos de fusión con un competidor y de ello surja una nueva compañía. Sin olvidar el hecho de que hayamos sufrido una crisis reputacional muy grave y esto nos obligue a reinventarnos; o necesitamos rejuvenecer nuestra imagen, o simplemente celebrar un hito.
Nuestra misión es proveer soluciones a los retos estratégicos de los clientes a través de procesos que hagan crecer sus negocios gracias al impulso de la marca, y de ahí nace nuestra propuesta de valor de “Branding para el crecimiento”.
También creemos que el propósito es ser redescubierto, no fabricado, ya que proviene del interior de la empresa y de las personas que la forman. Lo definimos como un viaje al centro del alma de las compañías. El propósito es una brújula corporativa que impulsa todo lo que una empresa hace y dice, y por tanto orienta e inspira la construcción de un posicionamiento diferencial para la marca.
Estamos emocionados de ayudar a crecer a las empresas con las que trabajamos mediante el fortalecimiento de sus marcas y su reputación. Porque la confianza y la credibilidad que le otorgan su público objetivo y sus grupos de interés no sólo son el mejor activo para frenar una crisis o atraer clientes, sino para captar y retener talento, algo tan difícil hoy en día.