Durante el pasado mes de marzo, Estados Unidos (EEUU) ha consolidado su política comercial proteccionista el pasado con la entrada en vigor de los aranceles anunciados en febrero contra Canadá, México, China y la Unión Europea. Así, desde el 3 de marzo, se aplican aranceles del 25% a todas las importaciones de Canadá y México, justificándolos en la supuesta falta de respuesta de los gobiernos de ambos países para frenar el tráfico de drogas y la inmigración ilegal hacia EEUU. En lo que se refiere a las importaciones desde China, los aranceles se han duplicado 20% desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca, algo a lo que Pekín ha respondido con contramedidas del 15 % las importaciones estadounidenses de pollo, trigo, maíz y algodón, y con un 10 % las de soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, verduras, frutas y lácteos.
Por su parte, la Unión Europea ha respondido a los aranceles del 25% de Estados Unido contra las importaciones de acero y aluminio con contramedidas sobre una amplia gama de productos estadounidenses valorados en 26.000 millones de euros, incluyendo bebidas destiladas, motocicletas y productos textiles, que entrarían en vigor a mediados de abril. Lejos de aplacar la escalada proteccionista, la administración Trump ha anunciado a finales de marzo nuevos aranceles del 25% a todos los coches no fabricados en EEUU; una medida con la que espera recaudar 100.000 millones de dólares anuales y que, asegura, se mantendrá durante todo su mandato.