La Comisión Europea ha presentado el Libro Blanco sobre el Futuro de la Defensa Europea: Preparación 2030, un documento estratégico que supone un punto de inflexión en la política de seguridad y defensa de la Unión Europea. Elaborado por el comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, y la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, marca el inicio de una Europa decidida a dotarse de capacidades autónomas frente a un entorno geopolítico en rápida transformación.
La iniciativa, complementada por el plan ReArmar Europa / Preparación 2030, busca construir una arquitectura de defensa más integrada, eficiente y capaz de proyectar poder, en un momento en que las amenazas híbridas, el expansionismo ruso y la incertidumbre sobre el compromiso transatlántico de Estados Unidos colocan a Europa en una encrucijada histórica.
Entre sus objetivos centrales, el Libro Blanco plantea:
- Reforzar la autonomía estratégica de la UE con una capacidad de disuasión real.
- Elevar el gasto en defensa hasta, al menos, el 2% del PIB.
- Superar la fragmentación militar mediante adquisiciones conjuntas, entrenamiento común y estándares interoperables.
- Impulsar una industria europea sólida y tecnológicamente puntera.
En lo táctico, la Comisión identifica siete prioridades operativas: defensa aérea, artillería, drones, movilidad militar, inteligencia artificial, ciberseguridad y habilitadores estratégicos. Además, se apuesta por una fuerte integración de la industria ucraniana en el ecosistema europeo, promoviendo su resiliencia mediante la denominada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, “Estrategia del Puercoespín de acero”.
La Alta Representante, Kallas, ha querido ir más allá, proponiendo movilizar 40.000 millones de euros en ayuda militar adicional a Ucrania, aunque la falta de acuerdo entre los Estados miembros ha complicado su aprobación. No obstante, existe un amplio consenso en que el apoyo a Kyiv es la tarea más urgente, y que una victoria rusa podría abrir la puerta a futuras reclamaciones territoriales por parte de otros actores, como Marruecos respecto a España.
UNA NUEVA EUROPA ARMADA… Y FINANCIADA
A nivel financiero, destacan dos grandes herramientas: el Instrumento REARM, que movilizará hasta 800.000 millones de euros para modernizar capacidades, y el mecanismo SAFE, que ofrecerá préstamos por valor de 150.000 millones para adquisiciones conjuntas. Además, se activa la Cláusula Nacional de Escape, que permitirá a los Estados excluir parte del gasto en defensa del cómputo del déficit.
Pero este giro geopolítico va más allá de lo presupuestario. La Comisión lanzará en junio una ambiciosa ley ómnibus para simplificar la normativa del sector, y abrirá un Diálogo Estratégico con la industria, abordando aspectos como innovación, recursos críticos, circulación de bienes militares, talento y capital privado.
ESPAÑA: ENTRE EL RETO PRESUPUESTARIO Y LA OPORTUNIDAD INSDUSTRIAL
Para España, este nuevo marco presenta retos y oportunidades clave. El aumento del gasto en defensa será inevitable si se quiere mantener influencia en el nuevo reparto de poder europeo. En esta línea, Pedro Sánchez ya ha sugerido destinar el 2% del futuro presupuesto de la UE a defensa. En el plano nacional, también se ha comprometido a alcanzar dicha cifra antes del previamente acordado año 2029.
A nivel industrial, las oportunidades son claros. El principio de “comprar europeo” favorecerá a empresas españolas en sectores estratégicos como drones, defensa aérea o sistemas de mando. Además, el Libro Blanco anima a establecer alianzas con la industria ucraniana, donde la experiencia española puede ser valiosa.
Proyectos emblemáticos europeos, como sistemas antimisiles o tecnologías cuánticas, abrirán nuevas posibilidades para proveedores nacionales si estos logran posicionarse adecuadamente en Bruselas. La apertura al capital riesgo, los incentivos para atraer talento y la posible canalización de fondos de sostenibilidad hacia la defensa podrían dinamizar el sector (y otros adyacentes) en nuestro país.
Por otro lado, la referencia implícita a las reclamaciones territoriales de Marruecos sugiere que España podría tener un nuevo incentivo para invertir en disuasión, y reforzar su industria desde una lógica tanto europea como de seguridad nacional.