Durante años, saber posicionarse en Internet significaba dominar el SEO, conocer algoritmos y trabajar palabras clave. Pero con la llegada de los asistentes de inteligencia artificial —como ChatGPT, Copilot o Gemini— esa lógica ha cambiado por completo. Ya no se trata de ser el primero en aparecer en Google, sino de convertirse en la mejor respuesta posible.
Hoy, cuando alguien quiere resolver una duda, ya no busca solo un enlace: quiere una solución clara, directa y adaptada a su contexto. Y lo hace formulando preguntas completas, humanas, muchas veces en lenguaje natural. La forma de buscar ha cambiado, y con ello, también la forma de destacar. Ya no escribimos “apps de estudio”, sino “¿Qué aplicación me ayuda a estudiar sin distraerme?”. No ponemos “dieta rápida”, sino “¿Cómo puedo comer más sano sin gastar más dinero ni tiempo?”. Son preguntas concretas, que revelan hábitos, preocupaciones y situaciones reales.
Escuchar con datos, no con intuición
Frente al nuevo escenario, intuir lo que interesa al público ya no es suficiente. Hacer un estudio de escucha digital permite detectar preguntas reales, expresadas con las palabras del usuario, y construir a partir de ahí una estrategia de contenidos útil y bien enfocada.
Este tipo de escucha revela patrones, identifica dudas recurrentes y permite conectar mejor con la intención de búsqueda. Ya sea en salud, tecnología, educación o sostenibilidad, escuchar con datos permite detectar oportunidades reales —no suposiciones.
ChatGPT ha superado los 600 millones de usuarios activos mensuales (Business of Apps, 2025), y Google, con sus AI Overviews, ya responde directamente en los resultados, sin que el usuario tenga que visitar otras webs. Esto ha provocado caídas de hasta un 55 % en el tráfico hacia medios y sitios especializados (New York Post, Barron’s, 2024).
En este nuevo entorno, el contenido que más destaca no solo es el que mejor posiciona en SEO tradicional, sino el que responde con claridad y profundidad a la consulta del usuario.
Las inteligencias artificiales no enlazan… pero sí contextualizan
Aunque se suele decir que las IA no enlazan, esto es solo parcialmente cierto. Lo que hacen muy bien es entender la semántica y aportar contexto. Para lo primero, los modelos de lenguaje (LLM) están entrenados con grandes bases de datos. Para lo segundo, acceden a Internet o a nuevos volúmenes de información mediante mecanismos como el RAG (Retrieval-Augmented Generation).
Y cuando acceden a Internet, no lo hacen de forma aleatoria: priorizan lo importante siguiendo principios de AAET (Autoridad, Actualidad, Expertise y Transparencia). De ahí que, en herramientas de auditoría GEO (Generative Engine Optimization), los análisis —lo que tradicionalmente llamamos escucha— revelen cuáles son las fuentes que han contribuido a construir ese contexto. Y sí: arrojan enlaces, pero solo aquellos que realmente han influido en la respuesta final.
Por eso es clave comprender no solo qué visibilidad tiene un contenido, sino también cuál es su ratio de influencia en las respuestas generadas, y qué fuentes están marcando esa autoridad contextual.
AEO: optimizar para responder (y para ser citado por una IA)
Una vez identificadas las preguntas, el contenido debe estar diseñado para responderlas de forma clara, ordenada y adaptada. Esta lógica está en el centro de lo que se conoce como Answer Engine Optimization (AEO), una evolución del SEO pensada para entornos con IA.
Esto implica escribir en formato pregunta-respuesta, estructurar bien los textos, usar subtítulos, listas, ejemplos y un lenguaje comprensible.
Y, muy importante: el contenido debe estar publicado en varios entornos y correctamente indexado, especialmente en Bing, el buscador que nutre a ChatGPT y Copilot. Muchos olvidan que Bing ha ganado protagonismo silencioso en este nuevo ecosistema: si tu contenido no está accesible para su rastreador, difícilmente será tenido en cuenta como fuente de contexto.
En resumen: quien escucha bien, aparece mejor
En un ecosistema donde la IA responde por nosotros, la verdadera visibilidad comienza mucho antes de escribir: empieza escuchando.
Entender qué se pregunta, cómo se formula y qué respuesta espera el usuario es lo que permite construir contenido que destaca en un entorno cada vez más conversacional.
Porque hoy, más que nunca, quien escucha mejor, aparece mejor.
Firmado por Ana Frías, Account Manager