Hace unos días, en la entrega de los premios CIONet, un ejecutivo de Google compartía sus pensamientos sobre la educación de su hijo pequeño. Nos contaba cómo planificar los estudios del niño en función de cómo las tecnologías avanzan y de los cambios que nos están trayendo y, sobre todo, nos traerán en el futuro. Básicamente nos comentaba que las matemáticas, los idiomas y otras disciplinas en breve, si no ya mismo, los ordenadores y las máquinas las harán más rápido y mejor que nosotros. De hecho, este ejecutivo incidía en que llegará un momento que sea en tiempo real y nos apoyemos en estas “máquinas” para nuestra vida diaria.
Bien, ¿esto como afectará a nuestra vida? Pues el impacto puede ser brutal porque nuestra forma de pensar, de actuar y de movernos en la vida diaria serán diferentes. Esa diferencia hará que lo que hoy nos parece vital, en unos años no exista o sea simplemente prescindible. Coches autónomos, sistemas predictivos, Smart data, automatización y otras tantas disciplinas harán que nuestra vida sea totalmente diferente a lo que conocemos hoy.
En estos últimos tiempos estamos recibiendo muchas informaciones sobre los puestos de trabajo que se perderán con la automatización, la inteligencia artificial y la robótica. Seguramente se pierdan muchos puestos de trabajo, pero seguramente se creen muchos otros también. Pero esto, ¿cómo puede afectar a la comunicación y al periodismo?
El mundo del periodismo y la comunicación se verá afectado también, obviamente. Este ejecutivo de Google terminó su exposición diciendo que lo que más inculcará a su hijo es a centrarse en la gestión de emociones y relaciones entre personas. Que ahí es donde el ser humano está muy por encima de las máquinas y donde de momento no se vislumbra que nos puedan hacer una competencia feroz.
Entonces, ¿dónde nos tenemos que centrar en nuestro sector? ¿Dónde aportamos valor para nuestros clientes y lectores? Hay dos pilares donde somos diferenciales:
- Las relaciones interpersonales. A día de hoy, las máquinas no saben gestionar las relaciones con otras personas, dotarlas de un valor y basar muchas relaciones profesionales y de negocios en ellas. Los seres humanos sabemos identificar gestos, entonaciones, miradas, y le damos un valor muy grande a la confianza generada por la relación.
- Creatividad: las emociones están de moda. Además, los seres humanos se basan en emociones. Las máquinas no tienen ese gen creativo del hombre que le permite crear desde la imaginación y la experiencia. ¿Lo tendrán en el futuro? Tal vez, pero de momento podemos aportar mucho valor a nuestros clientes a través de la creatividad.
Está claro que si lo que queremos es hacer notas de prensa y vivir de ellas, nuestro recorrido es posible que nos sea muy largo y que en el futuro las máquinas sean nuestro principal competidor. Donde más podemos consolidar nuestra profesión es en las relaciones, la gestión entre personas, y sobre todo en la creatividad. Tenemos la facilidad de crear historias que nos permitan llegar a otras personas y eso es un gran poder a día de hoy.
Las acciones más rutinarias y más “programables” no van a sobrevivir a la tecnología, con lo que demos rienda suelta a nuestra inteligencia emocional y hagámonos fuertes para el futuro.