La OCDE, junto con CAF, la CEPAL y la Comisión Europea, han subrayado la necesidad urgente de que América Latina y el Caribe reestructuren su modelo productivo para impulsar un crecimiento más inclusivo, verde y basado en el conocimiento y en sectores de alto valor añadido. Según el Latin American Economic Outlook 2025 publicado en octubre, el crecimiento del PIB per cápita en la región se ha estancado en torno a su nivel potencial y la productividad laboral apenas ha aumentado un 0,9 % anual desde 1991, frente al 1,2 % registrado en los países de la OCDE. Además, la informalidad sigue afectando al 55 % de los trabajadores, y solo el 2 % de los empleos están vinculados a sectores de alta tecnología o intensidad digital, lo que limita la competitividad regional.
El informe advierte que la financiación de la transformación productiva requiere una importante movilización coordinada de recursos públicos y privados, ya que la brecha anual de financiación sostenible se estima en 99.000 millones de dólares hasta 2030. La presión fiscal sigue siendo reducida (21,3 % del PIB frente al 34 % en la OCDE), y gran parte del gasto público se destina a consumo corriente en lugar de inversión productiva. La OCDE recomienda rediseñar los incentivos fiscales —que suponen hasta el 4 % del PIB en algunos países—, fortalecer la progresividad del sistema tributario y ampliar el papel de los bancos nacionales de desarrollo y las instituciones multilaterales para impulsar la inversión en sectores estratégicos como energías renovables, agricultura sostenible, digitalización e industria del cuidado. Asimismo, el documento pone el foco en la necesidad de fortalecer la cooperación internacional y la integración regional para potenciar la financiación y la transferencia tecnológica.


