En teoría, la futura presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, debería tomar posesión de su cargo el 1 de noviembre. Sin embargo, esto parece estar lejos de la realidad, ya que el Colegio de Comisarios no estará conformado para entonces. Durante las dos primeras semanas de octubre, las Comisiones del Parlamento Europeo pusieron a prueba a cada uno de los 26 Comisarios-designados (uno por cada Estado, sin contar con el Reino Unido y la presidenta alemana), realizándoles audiencias para valorar si los candidatos eran aptos o no a ocupar dicho cargo. Como resultado, tres aspirantes fueron rechazados por parte del Parlamento Europeo (PE) por “razones éticas y morales”. En concreto, los rechazados fueron: la francesa Sylvie Goulard, Comisaria-designada de industria, mercado interior y energía; la rumana Rovana Plumb, Comisaria-designada de transporte y el húngaro László Trócsányi, Comisario-designado de vecindad y adhesión.
El rechazo de la comisaria francesa se percibió desde París como una desautorización al presidente Macron, quien apostó personalmente por Sylvie Goulard. Sin embargo, los 82 votos en contra de la Comisión IMCO (Mercado Interior y Protección del Consumidor) del Parlamento se basaron en las mismas razones que la llevaron a dimitir como Ministra de Defensa francesa: La investigación por irregularidades en el pago de asistentes parlamentarios y el alto salario percibido por la think tank estadounidense, el Instituto Berggruen, durante su etapa como europarlamentaria. En el caso de Rumanía, se tendrá que esperar a la recomposición del gobierno, inmerso en la actualidad en una crisis política, en la que será difícil nominar a un candidato a comisario.
A pesar de que las opiniones de estas Comisiones del Parlamento no son vinculantes, la votación del 23 de octubre del PE sobre la nueva Comisión Europea se verá claramente influenciada. Lo más probable es que un no rotundo resuene en la Eurocámara, ya que no se cuenta con el suficiente tiempo para proponer a nuevos candidatos por parte de los Estados miembros rechazados.
La fecha más cercana para llevar a cabo una segunda votación sobre la nueva Comisión sería la del 13 de noviembre, sin embargo, se prevé que la votación no tendrá lugar hasta el 28 de noviembre. Esto se debe a que el 13 de noviembre, el Parlamento celebrará lo que se conoce por una “mini-sesión plenaria”, esta se diferencia de una sesión plenaria “corriente”, en que la primera ocurre en Bruselas y presenta una menor duración, mientras que la última tiene lugar en Estraburgo y se extiende a lo largo de una semana. Desde Francia, se reivindica que se traten los temas de mayor importancia en Estrasburgo, sede oficial del Parlamento Europeo, particularmente en esta ocasión tras el rechazo de la comisaria francesa.
Calendario del Parlamento Europeo para el 2019.
Por lo tanto, la presidenta Von der Leyen va a tener que esperar hasta al menos finales de noviembre para instalarse en la Comisión Europea. Esto último es literal, ya que la presidenta decidió habilitar un estudio de 25m2 en la última planta del Berlaymont (sede de la Comisión Europea) “para ahorrar en costes de seguridad”. No es la primera vez que un presidente tiene que esperar más de lo previsto para mudarse a Bruselas: En 2004, José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión, se atrasó unos días y en 2009, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rumpuy, no tomó posesión hasta 3 meses después. Por lo tanto, la nueva Comisión deberá tener algo más de paciencia para implementar la agenda de la presidenta, con la cual se quiere hacer frente a retos tan grandes como los aranceles estadounidenses a productos europeos y el Brexit.