Alfonso Jiménez, Senior Partner de ATREVIA, ha participado en una nueva entrega de la serie sobre «La segunda carrera del directivo» de Executive Excellence, donde explora las actividades no lucrativas que puede realizar un directivo y que no solo beneficiarán a su bienestar físico y mental, sino también al de los demás. Os compartimos sus palabras.
Sentido, propósitos y nuevas relaciones
La primera consideración que hay que hacer es que una cosa es finalizar la carrera ejecutiva y otra no hacer nada productivo. El directivo, como persona, tiene una serie de necesidades para su propio bienestar y felicidad: tener un propósito para levantarse cada día y mantener las relaciones sociales.
Durante su vida ejecutiva, siempre tuvo un propósito concreto que venía determinado por el negocio que dirigía. Su propósito corporativo era hacer más competitivo su negocio, hacerlo crecer, gestionarlo más eficientemente, y su propósito personal era desarrollarse como profesional y directivo. Con su propósito corporativo estaba contribuyendo a la generación de riqueza para otros, para sus accionistas, para sus colaboradores, para la comunidad a partir de la contribución de impuestos que su actividad generaba. Y con su propósito personal, lograba la generación de riqueza para sí y para su familia.
Igualmente, la actividad ejecutiva conllevaba un montón de relaciones sociales con otras personas, con sus accionistas o representantes de estos, con los órganos de gobierno, con su equipo directo, con muchos colaboradores, con clientes, prescriptores, reguladores, proveedores, etc. Su agenda estaba repleta de actos sociales en forma de reuniones, conferencias, videoconferencias, llamadas telefónicas, etc.
En definitiva, su función ejecutiva le cubría esas dos necesidades humanas ampliamente (propósito y red social). Sin embargo, el día que deja la actividad ejecutiva, esos dos sustentos que dan sentido a la vida cambian.
Algunos directivos optan por hacer alguna alternativa del porfolio de actividades generadoras de ingresos que hemos ido desgranando y otros no, pero desde luego, lo que no debería ser una alternativa es pasar a una vida sin propósito y sin relaciones, una vida amorfa y en soledad o con un número muy limitado de relaciones. Eso conduce a la depresión y a la enfermedad.
Por eso hoy planteamos una tercera vía, una vía alternativa, que hemos denominado “actividades no lucrativas” que pueden dar sentido, propósito vital y ser una nueva fuente de relaciones sociales para la nueva etapa personal que se emprende.
Optimizar tiempo y cerebro
Ahora, en esta nueva etapa, lo que más va a tener es tiempo. Mucho tiempo diario, pero menos “reserva de tiempo”. La pregunta es qué hacer con ese tiempo en el caso de no querer hacer actividades productivas generadoras de ingresos.
Una primera línea de actividad es la participación en proyectos sociales y culturales a través de los programas que ofrecen diversas fundaciones y sobre los que ya comentamos en un artículo específico anterior.
En este entorno, habría dos vías de participación sin ingresos: la pertenencia a un patronato de una fundación, asumiendo el riesgo propio de un órgano de gobierno, o la mera participación anónima como “voluntario de a pie”.
Hay muchas fundaciones en las que un directivo puede colaborar, aportando sus conocimientos, experiencia y sobre todo su tiempo, por lo que es importante elegir bien la fundación con la que queremos colaborar como “voluntario” en función de su propósito y valores y, lógicamente, estar a gusto con las relaciones sociales que se van a forjar.
Ser voluntario es devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad nos ha aportado. Los directivos son personas que se formaron como buenos profesionales y después alcanzaron la función ejecutiva por sus cualidades y su liderazgo. Son personas afortunadas que han tenido la inmensa fortuna de hacer una carrera de éxito, de haber generado riqueza para ellos mismos y para la sociedad a través de los proyectos que han dirigido. En esta etapa de la vida, parece que tiene sentido que compartan con la sociedad algunos de sus activos y de su tiempo.
Pero es que, además, esta actividad le va a reportar sentido, propósito, actividad y relaciones sociales. En el fondo es una relación de intercambio en la que ambas partes sacan un beneficio.
Otra de las actividades no lucrativas es la relacionada con el aprendizaje de “conocimientos nuevos”. Todos los profesionales que han hecho una carrera de treinta o más años han tenido que elegir entre alternativas. Y por el camino han quedado algunas que eran atractivas, pero que en sus criterios de elección no fueron tomadas. Aprender un determinado idioma, aprender a tocar un instrumento musical, aprender Historia, Geografía o Humanidades. Siempre habrá algo que nos llamó la atención, pero a lo que tuvimos que renunciar. Ahora puede ser el momento de reencontrarnos con esos aprendizajes pendientes que quedaron el algún remoto lugar del camino.
Este regreso a las aulas provoca una gran satisfacción, porque nos reencuentra con una vocación latente, nos genera un propósito y nos ayuda a establecer nuevas relaciones sociales.
No es infrecuente, tanto en España, como en otros países, que los directivos en su segunda carrera aprendan cosas o hagan un doctorado en una determinada nueva materia.
Conozco casos de directivos de tecnología que han hecho su doctorado en Filosofía, otros que eran socios de auditoría que hicieron Historia o incluso una famosa fiscalista que hizo cursos de jardinería, una pasión oculta y que quedó relegada por muchas horas de trabajo, esfuerzo y viajes durante su larga carrera profesional y directiva. Y es el momento de recuperar el tiempo. Nunca es tarde para aprender.
Además, el aprendizaje nos genera una dosis de humildad, pues son tantas las cosas que no sabemos, pero que podemos aprender. Hay investigación empírica que demuestra que el aprendizaje en adultos regenera las células cerebrales. Estudiar nuevas materias, como idiomas, por ejemplo, favorece la creación de nuevas rutas de asociación neuronal, estimulando la memoria a corto y largo plazo. De igual modo, ayuda a la adaptación y reorganización de ideas, así como a la velocidad de pensamiento. En definitiva, el aprendizaje es el mejor ejercicio de mantenimiento del órgano más importante para los siguientes años de la vida: el cerebro.
En España muchas universidades, tanto públicas como privadas, ofrecen diversos programas para mayores cuyo principal objetivo es que los seniors se mantengan activos intelectualmente e incrementen las relaciones sociales intergeneracionales.
Así, y a modo de ejemplo, el Programa para Mayores de la Universidad Autónoma de Madrid está estructurado en tres cursos, tiene 170 plazas cada año y se imparten estas 18 asignaturas:
- Historia de la Ciencia.
- Geografía Política en nuestros días.
- Breve introducción al Derecho Penal.
- Física y Química para entender el mundo.
- Lengua española, norma y uso.
- Conoce tu Comunidad: Geografía, Historia y Arte de Madrid.
- Grandes acontecimientos históricos.
- Historia del Arte.
- Evolución biológica y diálogo con la naturaleza.
- Psicología: su estudio y aplicaciones.
- Transformación de la banca y los mercados financieros.
- Mitologías.
- Corrientes actuales de pensamiento.
- La Literatura a través de sus textos.
- La Ciencia del futuro.
- Psicología de la vida cotidiana.
- El mundo clásico a través de la literatura y el cine.
- Introducción a la Astronomía.
La gran ventaja de esta etapa es que no aprendemos para obtener un título, ni para ejercer una actividad profesional futura, aprendemos para saber algo que queremos saber y para ejercitar nuestro cerebro.
Algo parecido ocurre con la lectura de todos aquellos libros que no hemos tenido tiempo de leer como ejecutivos. La lectura nos ejercita el cerebro y nos abre las puertas a otros mundos. El directivo que ha dedicado muchas horas a su función directiva en general habrá leído poco, y lo que ha leído casi siempre estaría relacionado con su actividad más directa y seguramente tendrá una “biblioteca pendiente” de aquellas obras que no encontraron hueco en su apretada agenda.
El inconveniente de la lectura y la escritura es la pérdida de contacto social, por ello es recomendable participar en grupos de lectura donde, además de comentar una obra, se establecen unos compromisos de dedicación. También es momento para la recuperación de esta actividad o incluso para escribir aquel libro que tantas veces pensó, pero que no encontró el momento de ponerse a redactar y dejarlo como legado intelectual. Nunca es tarde.
Otra actividad para realizar en esta nueva etapa de la vida es la recuperación de hobbies que siempre se tuvieron, pero que quedaron aparcados para “cuando se tenga tiempo”. Algunos de estos hobbies están relacionados con el deporte, otros con las manualidades, otros con actividades más lúdicas. El golf es un claro ejemplo de ellos y todos conocemos directivos retirados que su nuevo propósito es el golf, juegan todos o casi todos los días, viajan a nuevos campos y sus amistades se establecen alrededor de ese nuevo propósito: mejorar el hándicap. A veces es tal la afición que puede llegar a hacerse algo obsesivo. Un directivo que está inmerso en esta dinámica me decía: “Es que ahora sueño con la bolita y con cómo mejorar el swing”. A veces el golf, como otros hobbies, puede convertirse en el centro obsesivo de esta etapa.
Evidentemente es razonable dedicar una parte del tiempo a hacer deportes para seniors, andar, jugar al golf, navegar, pasear al perro… Lo importante es estar activo, hacer cosas que te gusten.
Otra actividad que realizan muchos directivos y que suele ser especialmente intensa en los dos siguientes años tras la finalización de la carrera ejecutiva son los viajes. Los directivos viajan mucho por razones profesionales. Seguramente es uno de los colectivos con más millas acumuladas. Y no solamente por razones profesionales, parte de su consumo personal lo habrá orientado a viajar con su familia y sus amigos, pero siempre habrá lugares que no conoce y que tenga interés en conocer.
Además, en esta etapa de la vida podrá viajar contrademanda, esto es uno de los inconvenientes de los viajes son las puntas de demanda en los momentos de vacaciones (puentes, Navidad, Semana Santa, verano). El directivo en segunda carrera podrá disfrutar de viajes en momentos valle de demanda lo que le generará experiencias mucho más atractivas y económicas.
En esta nueva etapa es conveniente combinar actividades profesionales con ingresos, con aquellas otras como las descritas sin ánimo de lucro, pero que nos permitirán mantener el cuerpo y, especialmente, el cerebro activo.
En definitiva, y a modo de conclusión, en el porfolio de actividades de segunda carrera podemos incorporar actividades no lucrativas, lo importante es:
- Tener un propósito que nos anime a levantarnos cada día con ilusión.
- Hacer actividades preferentemente sociales y que permitan establecer relaciones, evitando al máximo la soledad.
- Aprender cosas nuevas.
- Disfrutar con lo que se hace.
- Ejercitar el cuerpo y el cerebro.
- Y si, al mismo tiempo, podemos ayudar a los demás con aquello que hacemos, mucho mejor.
Puedes leer aquí el artículo completo publicado originalmente en Executive Excellence.