Francisco J. Girao en El Correo de Zamora: “Putin tendría que estar un paso más allá de loco para utilizar armamento nuclear”

Recientemente, el El Correo de Zamora ha entrevistado a Francisco José Girao, director de  Defensa, Seguridad y Aeroespacial de ATREVIA, para analizar las causas y consecuencias de la invasión iniciada por Rusia, las motivaciones de Vladímir Putin y los posibles escenarios a los que se enfrenta el mundo en este marco.

«–Es una gran pregunta y, como tal, no tiene una respuesta fácil. Tendríamos que meternos en la mente de Vladímir Putin. Pero sí que es verdad que, en 2022, entrábamos en el octavo año de campaña en la zona con unos costes en vidas que se estiman alrededor de los 14.000 muertos. Quiero decir que era un conflicto que tenía sus escaramuzas, sus enfrentamientos y sus consecuencias. Lo que ocurre es que Putin y el Kremlin se plantaban a estas alturas sin avances significativos en el Donbás. Donetsk y Lugansk no se percibían igual que Crimea. Además, hay que tener en cuenta que este año, el 7 de octubre, Putin cumple 70 años. Eso es importante.

–¿Él siente que se le acaba el tiempo para hacer lo que considera su deber?

–Sí, sí. No se está poniendo el acento lo suficiente en el asunto. Los estudiosos de la figura de Putin han visto un cambio abrupto, radical, y yo que estudié su figura para escribir mi novela en 2015, me acerqué bastante a su aspecto psicológico y sí te digo que ha habido una ruptura en su discurso. Eso de negar abiertamente incluso el carácter de nación y de país de Ucrania no se le había visto nunca. Tampoco esa agresividad en el discurso previo a la invasión. Hay un clarísimo antes y después.

–Sin entrar en las comparaciones con el pasado que se han repetido en los últimos días, ¿considera que el objetivo último de Putin es reunificar lo que fue la antigua Unión Soviética y crear un Estado fuerte que compita con las grandes potencias?

–Tengo clarísimo que él tiene calculado y calibrado cómo quiere aparecer en los libros de Historia. Al menos, en los libros de Historia de Rusia. Por eso mismo te digo que plantándonos en el octavo año de campaña en el Donbás, en el año en el que cumple 70, ha pesado mucho el hecho de poder pasar a los libros sin haber recuperado terreno para la gran Rusia, especialmente el terreno que en su día fue la Rus de Kiev. No has querido mencionar el nombre, y es verdad que la comparación con Hitler puede parecer un poco grosera, pero hay bastantes paralelismos, incluido el rechazo casi unánime a nivel internacional y la forma que ha tenido de unir a los aliados.

–Comenta que él tiene claro lo que pretende que sea Rusia. Ahora bien, ¿ha calibrado lo que tiene enfrente?

–Sus fuerzas, sí. Los números no aguantan comparación, y una vez tuvo confirmación, si es que alguna vez se dudó, de que Europa y la OTAN no iban a intervenir sobre el terreno con fuerzas propias, es evidente que el poder militar de Rusia y de Ucrania está muy desnivelado. Eso está bien calibrado porque es fácil. Logísticamente, yo he escuchado incluso a militares criticar los esfuerzos de la operación, pero me cuesta pensar que no está muy bien calibrada desde todos los puntos de vista. Luego, puede haber fallos. La estrategia lo aguanta todo y luego es la operativa la que te lo echa por tierra. Pero tampoco me creo que no tuviese prevista la resistencia del pueblo ucraniano y que pensase que cuando vieran los tanques en sus calles iban a bajar los brazos. Es verdad que parece que están aguantando más de lo que se creía, pero pienso que, si no cambia nada, al final, una fuerza militar superior se impone sobre una inferior. Otra cosa es la guerra de guerrillas que puede ser la próxima fase. Mi opinión es que, si Rusia toma Kiev y consigue expulsar o eliminar al gabinete de Zelenski e instaurar un Gobierno títere, las fuerzas occidentales no reconocerán a ese Gobierno, pero Putin habría conseguido, al menos, acercarse a Ucrania. La resistencia seguirá, y serán denominados terroristas por ese nuevo Gobierno. No digo que vaya a suceder, pero pienso que es lo más probable si nada cambia.

–Si vamos más adelante, hay expertos que defienden que Putin podría intentar extender su área de influencia hacia las zonas que estuvieron en su día bajo la órbita de la URSS, lo que implicaría llegar muy lejos en Europa. ¿Cuál cree que puede ser el siguiente paso?

–Calculo que, si preguntas en el Kremlin, te dirían: cuando llegue ese puente, veré si lo cruzo o no. Ahora mismo, suficiente tienen con Ucrania. Si vamos, por ejemplo, a las repúblicas bálticas, que son Unión Europea y OTAN, su valor histórico, sentimental y estratégico es mucho menor que el de Ucrania. De todos modos, si ya en mi anterior respuesta me adentré en los terrenos de la política ficción, esto lo es aún más. Obviamente, no puedes quitar nada del tablero, pero es mirar demasiado hacia delante.

–De vuelta al presente, le pregunto por su opinión sobre el papel de la UE y de la OTAN. Sobre todo en el caso de esta última, ¿cree que evita entrar en un conflicto abierto por el peligro que eso supondría para la seguridad mundial?

–Los estrategas de la OTAN lo que han visto es que Rusia había hecho un movimiento trampa para sí misma, y que eso le iba a pasar demasiada factura. Ahora, lo que se está intentando es ganar la guerra a distancia. Se intenta poner de acuerdo a todas las fuerzas económicas para castigar a Rusia, empobrecerla y hacerle pasar una factura enorme por su acción. Ni yo ni nadie barajamos que la OTAN o la UE pusiesen sus botas sobre el terreno, y se está siguiendo el guion. Lo que sí es importante es el cambio que está operando en Europa. El pasado fin de semana nació la Europa de la Defensa, y ahí yo sí te digo que era cuestión de tiempo. Si no hubiera sido la crisis en Ucrania, habría sido cualquier estallido en suelo europeo. Esto es algo que Josep Borrell tiene muy claro en la agenda y es muy asertivo desde hace meses en sus declaraciones. Además, este mismo mes de marzo, Europa aprueba su brújula estratégica. Alemania anuncia que llegará al 2% en su presupuesto para Defensa y no me extrañaría que, con la cumbre de la OTAN en España en junio, el Gobierno intentara buscar los mecanismos para acercarse a esas cifras. Aunque vayamos a la cola y estemos mandando material ofensivo a Ucrania después que nuestros aliados, esto también es cuestión de tiempo.

–En este asunto, hay que ir a la política interior. El PSOE no gobierna solo y sus socios seguramente estarían en contra de la medida. ¿Cómo se puede resolver esto?

–Seguro que no estarían de acuerdo, pero mira lo que ha pasado con el anuncio del envío de material a Ucrania. Yo no soy un experto en política interior, pero sí soy testigo de lo que está pasando. Al final, ha habido pataleta del socio, pero hay cosas que son impepinables. La realidad te supera en el día a día. Nos pasa a todos en nuestras vidas y a España le ocurre en el contexto internacional. Tú puedes estar metiendo la cabeza en la tierra como el avestruz el tiempo que quieras, pero las cosas van a seguir pasando y te van a afectar. Ese mapa con colores que sacó un instituto italiano para mostrar los países que habían enviado ayuda a los ucranianos y los que no era excesivamente dañino para la imagen de España, y eso desde la Presidencia del Gobierno lo han detectado y lo han corregido. Pienso que eso va a suceder con el gasto en Defensa. No sé si ocurrirá con este Gobierno o con el siguiente, pero es solo cuestión de tiempo que España encuentre los mecanismos y llegue al 2%.

–Esta medida, como otras que se pueden tomar en el marco del conflicto, habrá que explicársela a la ciudadanía. ¿Cree que la gente en España entiende el problema al que se está enfrentando Europa y las consecuencias que podría tener para el país?

–Cuando digo que el incremento de gasto en Defensa es cuestión de tiempo, contemplo el desgaste que eso podría suponer, pero el momento es el que es. Es cierto que España es un país que tiene que ver el enemigo a las puertas para sumarse mayoritariamente a la creencia de que tiene que haber un aumento en ese gasto, y a partir de ahí comienza un reto comunicativo, como lo es todo. Buena parte de las razones que están llevando a Putin a perder la contienda a nivel internacional tiene que ver con la pérdida del relato. En la comunicación está todo y será un reto explicarle a los españoles por qué hay que subir esas cuatro o cinco décimas el gasto militar.

El mapa de colores que mostraba los países que habían enviado ayuda militar a los ucranianos y los que no era excesivamente dañino para España, y eso se detectó y se corrigió desde el Ejecutivo

–Comentaba que la sociedad española tiene que ver el enemigo a las puertas para percibir una necesidad de aumentar el gasto militar. ¿Ahora aún se cree que la contienda está lejos?

–Yo no las tenía todas conmigo, pero creo que los españoles se están viendo superados por la unanimidad del resto del mundo y por la postura tan clara que están teniendo los líderes internacionales en este asunto. Pienso que cada vez es más fácil de explicar por qué no es bueno, por ejemplo, que un vecino como Marruecos nos supere en capacidad militar. No está en el radar un enfrentamiento, pero es más fácil explicar que, cuando tienes una superioridad disuasoria, puedes imponer tu voluntad y defender los intereses de tu ciudadanía.

–En la parte del relato, ¿qué ha hecho mal Rusia y qué ha hecho bien Zelenski junto a sus aliados para que la postura internacional sea tan clara?

–Rusia se ha precipitado, sin ninguna duda. Pero hay que tener en cuenta lo de los ocho años de campaña que decía al principio y los 70 que va a cumplir Putin. Ahora, no es que ya no importe convencer, no es que ya no importe el dominio cognitivo, no es que ya no importe lo digital. Pero pasa a un segundo plano. Ahora lo que importa es vencer, porque estamos en guerra. En otro tipo de conflicto necesitabas convencer, erosionar o debilitar, pero ahora importa vencer, más allá del relato.

–Putin se enfrenta a la resistencia ucraniana y también a las sanciones que está sufriendo por parte de las potencias occidentales. ¿Esto le va a hacer mella a Rusia de forma que pueda haber una contestación interna que pueda debilitar al Gobierno?

–Se está criticando mucho, a nivel de calle, ese tipo de respuestas “soft” en lo económico y financiero que se están tomando contra Rusia, pero yo creo que están muy pensadas. Quizá, lo del Swift ha podido levantar más disensión, pero parece que se han limado las diferencias. Por supuesto que está calibrado el efecto directo que va a tener en la población y en la opinión pública. También lo estaba que Rusia y el Kremlin le iban a echar la culpa a occidente, pero hay una parte de población rusa que puede pensar que, si no se hubiesen metido en Ucrania, no les habría pasado esto. Creo que son medidas de calado y de importancia, y le van a hacer tanto daño a la economía rusa que, como no se reviertan, pueden dañar la situación del país durante muchísimos años. Aunque también va a tener un coste para otros lugares.

–¿La idea es que, aunque Putin logre una victoria inicial en Ucrania, acabe perdiendo la guerra por desgaste?

–Claro, es la definición clásica de victoria pírrica. Es decir, has ganado, ¿pero para qué? Eso es lo que está en la mente de Bruselas. Van a hacer todo lo posible por ganar esta guerra a distancia, pero si finalmente Rusia gana militarmente deberá preguntarse para qué. Rusia, y también su población.

Los estudiosos de la figura del líder ruso han visto una ruptura en su discurso

–¿Ve algún riesgo de que Rusia decida utilizar el destructivo armamento nuclear que posee o hay que estar demasiado loco para ir por ahí?

–Hay muchísima teoría escrita sobre el hipotético uso del armamento nuclear, a raíz de la Guerra Fría y tras su uso en la II Guerra Mundial. Yo considero que hay tanto escrito y teorizado sobre las consecuencias, aparte de los conceptos clásicos de mutua destrucción asegurada, que hay que estar un paso más allá de loco para utilizar armamento nuclear. Las amenazas de Corea del Norte, incluso, con munición convencional, se sabe que son bravatas para negociar. Movimientos que se hacen para exhibir esas capacidades. Yo podría estar de acuerdo con alguien que viese que Putin, por una serie de circunstancias, se ha vuelto loco. Pero me cuesta mucho pensar que se haya vuelto tan loco para emplear armas nucleares. Si le importa tanto cómo va a pasar a los libros de Historia, esto está totalmente fuera del tablero.

–O sea, que podemos estar tranquilos en ese sentido.

–Yo creo que es una baza más de la negociación y que es una bravata y una advertencia más. Seria, pero insisto: se sabe tanto sobre qué sucede a todos los niveles que está fuera del tablero para alguien que no haya perdido totalmente el contacto con la realidad.

–¿Cómo se le puede explicar a un ciudadano de a pie el modo en el que le va a afectar y ya le está afectando la invasión rusa?

–Las sanciones nos van a hacer daño a nosotros también, porque Rusia es un país que comercia con España. Por otro lado, antes del ataque de Putin estaba en cuestión el modelo de democracia liberal, porque parecía que entre el poder incontestable de China y que Putin hacía más o menos lo que quería, podía estar virando la forma de entender la democracia para empezar a hablar de líderes más fuertes. Incluso, estaba el declive de Estados Unidos y el posible alejamiento de la llegada de la mujer a puestos importantes de gobernanza. Y la actualidad ha quebrado un poco esa tendencia. Esos grandes movimientos luego nos llegan a nosotros y, si eso que comento pasara, el siguiente líder sería un poco más totalitario porque está legitimado, y el siguiente más y el siguiente más. Más allá de esto, si desde fuera se ve que puede salir rentable atacar a Europa, lo siguiente va a ser otro territorio europeo. Nosotros somos frontera exterior de la UE y hay que tenerlo en cuenta. Defender los valores democráticos es importante y ahora están siendo conculcados en la otra esquina de Europa. Es cuestión de todos hacer lo posible porque esos valores no se debiliten; porque se fortalezcan».

Pincha aquí para leer la entrevista completa publicada originalmente en El Correo de Zamora.

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