Núria Vilanova, en El Mundo: «El impuesto a las grandes fortunas lanza un mensaje muy peligroso»

A las puertas del próximo Congreso CEAPI, nuestra presidenta, Núria Vilanova, al frente también del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica, ha sido entrevistada para la sección de Empresas del diario El Mundo, donde ha podido reflexionar, entre otros aspectos, sobre la necesidad de una estrategia nacional para convertir a España en la «gran aliada» del inversor iberoamericano. Compartimos a continuación el contenido completo: «Activa, dedicada y profesional. Son los tres adjetivos que más se repiten cuando en el mundo de los negocios preguntas por Núria Vilanova (Vilanova i la Geltrú,1965), fundadora y presidenta de Atrevia. Son más de 35 años dedicados a la comunicación y en ella sigue. Como presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), cargo que ocupa desde 2014, percibe la coyuntura actual como «una oportunidad de oro» para que España se posicione como «gran aliada» de Latinoamérica en sus relaciones con la Europa, una función que la empresaria catalana ya desempeña para un sinfín de inversores iberoamericanos que la consideran un contacto indispensable para iniciar sus proyectos en España». P. La próxima edición del Congreso CEAPI, la sexta, está a la vuelta de la esquina, ¿qué esperáis de la cita de este año? R. A pesar de las dudas que han planteado la ola de cambios políticos en Latam y situaciones sobrevenidas como la pandemia o la guerra en Ucrania, todo ello ha contribuido a que ahora la región iberoamericana sea más estratégica que nunca para España y para Europa. Se ha reforzado muchísimo el papel de España en Iberoamérica. La suma de estos factores hace que vivamos un momento de oportunidad, pero de oportunidad consciente y con compromisos porque hay retos a los que los empresarios no pueden ser ajenos ni dejar sólo en manos de los gobiernos el hacer frente a los problemas reales de la sociedad. De todo eso hablaremos en el Congreso CEAPI que arrancará el 30 de mayo. Si se atiende a la agenda internacional de Pedro Sánchez no parece que Iberoamérica haya ganado peso, más bien al contrario… El peso de España en Iberoamérica lo están marcando las decisiones de las personas y de los empresarios. Eso es lo que está consolidando brutalmente la relación entre ambas regiones. Lo que falta no es tanto el compromiso de un presidente, sino una estrategia nacional conjunta donde Gobierno y empresas trabajen de la mano. Desde la época de Felipe González y del expresidente José María Aznar no ha existido ese volcarse tanto hacia América Latina. ¿Qué está ocurriendo en el plano empresarial? Se ha dado un proceso muy interesante. Históricamente las relaciones habían sido unidireccionales. España invertía en Latam. Ahora son multidireccionales. Aunque había algunos casos puntuales, el gran fenómeno que está irrumpiendo con fuerza y que se ha acelerado en los últimos tres años es que ahora es América Latina la que elige España como destino inversor. ¿Cómo perciben estos inversores algunas de las medidas fiscales del Gobierno como el impuesto a los grandes patrimonios? El impuesto a las grandes fortunas manda un mensaje muy peligroso. Aunque es temporal, el concepto con el que la gente se queda es que, al final, es un impuesto… y vete tú a saber cuándo lo retiran. Puede tener un sentido político, pero es tanto lo que nos trae el que España sea elegida como un país para las inversiones que no se puede perder esa visión global. La aspiración debe ser convertirnos en la nueva City. Tenemos una oportunidad y esos mensajes no ayudan. Vivimos en un mundo de blancos y negros, de mensajes simples. Lo que queda es que en España hay un impuesto a los ricos. ¿Qué ofrece España al inversor iberoamericano? Opciones para invertir en la compra de compañías o de activos. También un entorno para crear las llamadas ETVE (Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros), lo que significa que cuando esas empresas deciden internacionalizarse eligen España para constituir su holding porque es un país que ofrece ventajas. ¿Cuáles? Principalmente son tres. Primero, España tiene más convenios de temas tributarios, sobre doble imposición, con América Latina que ninguno de los países de la región iberoamericana con sus vecinos. Para las inversiones internacionales, el tener su holding en España en lugar de en su país de origen fiscalmente les favorece. La Unión Europea tiene, además, muchos convenios de protección de la inversión, por lo que convertirse en empresa europea a través de España les dota de un escudo legal ante arbitrajes y otros procesos. En segundo lugar, el mercado español también les abre puertas para acceder al mercado de capitales, que en Latam es mucho más pobre, y a otras fuentes de financiación, desde préstamos hasta fondos de private equity (capital riesgo). ¿Y el tercero? Allí donde tienes un holding hay que celebrar consejos y juntas de accionistas y al inversor latinoamericano le parece estupendo tener que venir tres veces al año a España… aunque sea por trabajo. ¿En qué posición juega España en la carrera mundial por Latam? Hay nuevos actores que luchan por crecer en Iberoamérica. Francia, Italia, Reino Unido, India, Oriente Medio, Corea.. Nadie nos va a pedir permiso para ir a Latam. ¿A qué debe aspirar España? Podríamos ser los partners estratégicos, grandes aliados, del inversor iberoamericano en sus relaciones con la Unión Europea. Lo hemos sido durante años, en los que las filiales españolas de las multinacionales y de los grandes fondos han gestionado la internacionalización hacia América Latina. Es una gran oportunidad. ¿Y las autoridades españolas están caminando en esa dirección? En el caso de los Reyes don Felipe y doña Letizia están jugando un papel impresionante en las relaciones con Iberoamérica, donde la gente les considera suyos y eso nos ayuda mucho a crear vínculo y proyecto común. El presidente de Gobierno está trabajando en esta línea, pero ojalá se movilizaran en este empeño todo el Ejecutivo central, las autonomías y todas las instituciones. Las empresas ya lo están haciendo, pero juntos llegaríamos más lejos.   Foto: Alberto Di Lolli Accede aquí al contenido original publicado en El Mundo