¿Qué son los asuntos públicos?
Los asuntos públicos son los asuntos políticos. Como servicio de consultoría, es una disciplina que ayuda a las organizaciones a defender sus intereses y propuestas en el ámbito de las decisiones normativas y políticas que les afectan. Ayudamos a analizar el contexto, los retos y las oportunidades, y a diseñar propuestas y soluciones que se puedan discutir y negociar con quien toma las decisiones.
¿Es entonces la movilidad un asunto político?
La movilidad y el transporte están en el corazón de las agendas políticas, locales, nacionales e internacionales. Es un elemento fundamental para la transformación de la economía de cara a responder a los retos de la transición energética en todos los sectores, desde la industria hasta el turismo, pasando por la cultura.
Es la clave de la transformación de las ciudades, la última milla y el comercio. La movilidad es un servicio básico para los ciudadanos y un instrumento de política pública para garantizar la sostenibilidad y la igualdad. Por eso, desde el patinete hasta el transporte aéreo, la movilidad es pura política.
En esa foto tan amplia, ¿cuáles son los retos para los distintos actores de la movilidad?
Diría que hay tres retos comunes para todos los actores en el ámbito de la movilidad: la electrificación, un profundo cambio de mentalidad y de los hábitos de consumo, y la digitalización. Estos tres retos afectan tanto al trasporte de mercancías como al coche particular, a las VTC lo mismo que al tren… Lo interesante de los retos compartidos es que pueden generar alianzas. Pero no estoy segura de que los diferentes actores de la movilidad estén colaborando lo suficiente para construir juntos el futuro de la movilidad
¿Y los retos de tipo normativo?
Hay una cierta vorágine normativa, desde el proyecto de Ley de Movilidad Sostenible, hasta las Zonas de Bajas Emisiones, pasando por la regulación de la conducción automatizada o la trasposición de la directiva de “greenwashing”. Además, hay planes industriales y estratégicos que afectan también a las empresas de movilidad y transporte. Hay mucha regulación en este ámbito.
¿Cuáles son los principales desafíos para la industria del automóvil en particular?
El coche particular ha sido el gran icono del progreso humano durante décadas. Ya no lo es. El coche corre el riesgo de convertirse para la movilidad en lo que el cigarrillo es para la salud. Está claro que aspiramos a un mundo sin humos -en todos los sentidos- pero las soluciones radicales no suelen funcionar. Hay que encontrar un nuevo protagonismo y un nuevo espacio para el coche particular. Creo que en el siglo XXI es el coche el que tiene que adaptarse a las ciudades y no al revés. Ese es el reto, en mi opinión, para la industria: liderar esa adaptación y trabajar para que el coche particular no salga de la ecuación de los planes y de las políticas de movilidad.
Para finalizar, ¿cómo será la movilidad del futuro?
Consciente, conectada y eficiente