Tras estudiar qué es el análisis y la definición de objetivos, analizamos, para concluir nuestro monográfico sobre la visión estratégica, el resto de pasos fundamentales para el diseño de una estrategia en asuntos públicos:
- Posicionamiento
- Elección de tácticas
- Diseño de acciones
- Cronograma
- Configuración del equipo
Posicionamiento
La determinación del posicionamiento de una compañía es, según nuestra metodología, el elemento crítico de la definición estratégica. Si el posicionamiento de la compañía no es el adecuado, será imposible tener influencia y las crisis serán más frecuentes y con mayor capacidad erosiva de nuestros intereses.
Aunque dedicaremos un post a este importante aspecto, adelantamos ahora que para definir el posicionamiento (o reposicionamiento, según los casos) de una organización, se hace necesario tener en cuenta algunas premisas: el campo de posicionamiento ha de ser realista y comprensible, ha de conectar con las percepciones de algún público, anclarse en atributos propios, diferenciarse de terceros y tener en cuenta el interés general del territorio en el que operamos.
Tácticas
En función de nuestras interdependencias y de nuestros atributos y debilidades, nuestra organización dispondrá de unas concretas fuentes de poder (corporativas y personales). Conocidas éstas, la estrategia habrá de contemplar las tácticas a emplear para conseguir los distintos objetivos establecidos a corto. Esas tácticas pueden ser muy diversas: creación de una alianza, persuadir sobre una cuestión, ceder para encontrar un apoyo, empuje (si disponemos de esa capacidad), entre otras muchas.
Plan de acción
Al final, una estrategia no es nada si no la implementamos y para ello será necesario trabajar en un plan de acción. En definitiva, qué hacemos, cómo lo hacemos, cuándo y con quién. Ese plan de acción, por tanto, constará de dos fases: una elección y diseño de acciones, por un lado, y la elaboración de un concreto cronograma por otro.
Equipo
Para concluir, no cabe estrategia sin personas que se la crean y que la impulsen. Tanto la dirección como las personas que ayuden a implementarla han de tener un perfil adecuado. Personas cercanas al CEO, de su estrecha confianza, conocedoras por tanto de las necesidades de la compañía, analíticas, creativas y, sobre todo, capaces de ver el bosque y no sólo los árboles.