Los países de esta región del mundo se caracterizan por tener una matriz eléctrica mayoritariamente limpia, soportada en hidroeléctricas, y cada vez mayor participación de generación renovables, principalmente solar.
Esta condición se está convirtiendo en un dolor de cabeza por el fenómeno de El Niño de principios de año, con un verano intenso, y la no recuperación en el segundo semestre de 2024. Mientras Ecuador sufre cortes de luz, Colombia hace esfuerzos para no afrontar limitaciones en el suministro de electricidad y gas en 2025.
De otro lado, mientras la mayoría de los países avanzan en sus planes de transición energética, cuatro naciones le apuestan a un incremento significativo en la producción de petróleo y gas, lo que les permitiría aprovechar los precios que se mantienen en niveles relativamente altos en el mercado internacional.
Ecuador a la espera de lluvias para tener luz
El Gobierno de Ecuador anunció que la situación energética en el país sigue agravándose, con apagones que podrían extenderse hasta 10 horas diarias. Esta medida, que afecta a la mayoría del país, excluye a algunos sectores industriales que contarán con un horario diferenciado para cumplir con sus cuotas de racionamiento.
El país enfrenta un déficit energético estimado en 1.100 megavatios, exacerbado por la peor sequía en seis décadas, la cual afecta las principales fuentes hidroeléctricas del país, que generan el 72% de la electricidad nacional. El embalse de Mazar, que alimenta el complejo hidroeléctrico de Paute, Molino y Sopladora, responsable de más del 50% de la energía que consume el país, está en una situación crítica debido a la falta de lluvias.
Paralelamente, la situación se ha visto influenciada por un sistema eléctrico que requiere multimillonarias inversiones en sus hidroeléctricas y termoeléctricas, ante un crecimiento del consumo de electricidad constante, que aumentó un 7% en 2023 y un 4% en años anteriores. Este incremento ha hecho que el país vuelva a enfrentar cortes prolongados.
En el caso de las plantas termoeléctricas, estas generan cerca del 13% de la electricidad en Ecuador, pero con una infraestructura que tiene más de 30 años, lo que provoca fallos constantes en su funcionamiento.
A largo plazo, Ecuador requiere retomar el Plan Maestro de Electricidad, que proyectaba una inversión de USD 12.000 millones (2018-2027) para evitar situaciones como la actual. No obstante, las inversiones programadas no se han cumplido ni en un 10%, degenerando en que el país carece de nuevas infraestructuras de generación y ni mantenimiento adecuado del parque termoeléctrico.
Colombia se soporta en importaciones para evitar apagones
A pesar de los anuncios de grandes descubrimientos de gas offshore, cuya producción solo se materializaría en 2029 o 2030, Colombia se aferra a las importaciones para cubrir el 12% de déficit en la demanda de este energético para 2025 y hasta el 30% en 2026, y así alimentar las térmicas y el consumo esencial de hogares e industrias.
Otro reto para el país es que más del 70% de su energía proviene de plantas hidroeléctricas, lo que lo hace vulnerable a fenómenos climáticos.
Colombia, al igual que otros países de la región, ha soportado un 2024 inusualmente seco, lo que ha provocado racionamientos de agua en ciudades como Bogotá, y se prevé que podría generar racionamientos de energía a inicios de 2025, durante la época seca.
Las nuevas estrellas en hidrocarburos
La atención global está centrada en tres países sudamericanos que se consolidan como las nuevas potencias emergentes en la producción de petróleo y gas en América Latina, destacándose por su rápido crecimiento y el desarrollo de importantes proyectos energéticos.
Guyana, la revelación energética de Sudamérica, sigue sorprendiendo al mundo con el acelerado desarrollo de sus recursos offshore. Con inversiones lideradas por ExxonMobil, Guyana ha alcanzado una producción de más de 600.000 barriles diarios en 2024, una cifra notable para un país que hasta hace unos años no era productor.
Más al sur, Argentina, impulsada por el desarrollo de Vaca Muerta, ha logrado un incremento significativo en su producción de petróleo y gas no convencional. Según datos oficiales, la producción de petróleo superó los 700.000 barriles diarios, un aumento del 15% en comparación con 2023, mientras que la producción de gas natural alcanzó los 140 millones de metros cúbicos diarios. Este crecimiento ha permitido a Argentina no solo asegurar su demanda interna, sino también exportar gas a Chile y Brasil, además de preparar proyectos para la exportación de gas natural licuado (GNL) hacia Europa y Asia.
Brasil, por su parte, sigue siendo una de las economías energéticas más fuertes de la región, con su industria offshore en expansión. En 2024, Brasil alcanzó una producción récord de 4 millones de barriles diarios de petróleo, con la estatal Petrobras como pieza clave en este auge, gracias a nuevos proyectos en campos como Búzios, que aportan más de 800.000 barriles diarios.