Nuestro director de Asuntos Públicos, Manu Mostaza, ha publicado en el diario 20 Minutos una tribuna donde reflexiona sobre los resultados electorales del pasado 9 de junio en las urnas al Parlamento Europeo. A continuación, compartimos la tribuna íntegra:
Hace diez años que Podemos y Ciudadanos irrumpieron con fuerza en el panorama político nacional gracias a unas elecciones al Parlamento Europeo. El voto de protesta encontró hueco más allá del bipartidismo, y la suma del PP y PSOE en aquella ocasión no superó el 50%. Las elecciones celebradas el domingo simbolizaron el entierro de aquel ciclo que llegó a lomos de la crisis económica de 2008 y que, sin rubor alguno y en el caso de Podemos, apostaba por hacer política con el dolor de la gente. Con un bipartidismo ahora por encima del 60%, las aguas parecen haber vuelto a su cauce, aunque los matices son siempre importantes cuando se analizan unas elecciones.
Antes de entrar en estos matices, es bueno situar al lector ante dos circunstancias que han condicionado el resultado electoral. España no ha aplicado aún una Decisión del Consejo de 2018 que obliga a los Estados a introducir un umbral mínimo para participar en el recuento electoral, un umbral que habría de oscilar entre el 2 y el 5% y que en España dejaría fuera a varios de los partidos nacionalistas. De haberse aplicado este umbral, los resultados hubieran sido diferentes. De la misma manera, la normativa permite que, en el caso de las coaliciones electorales de base territorial, los electores no vean en la papeleta el total de diputados de la lista sino solo los de su territorio. Así, por ejemplo, los casi setenta mil ciudadanos canarios que votaron por la lista de “Coalición por una Europa Solidaria” veían en su papeleta a nombres de Coalición Canaria, pero no tenían obligación de saber que la número uno de la lista era la nacionalista vasca Oihane Agirregoitia, del PNV, que ha sido elegida diputada gracias a sus votos, frente al nombre que ellos veían, Carlos Alonso Rodríguez, y que no ha salido elegido. ¿Hubieran votado lo mismo los electores canarios si hubieran visto quien encabezaba la lista? Nunca lo sabremos.
Los resultados a escala europea muestran cambio de rumbo hacia la derecha: el próximo parlamento será más conservador que el saliente, aunque sin demasiadas estridencias. Todos los partidos a la izquierda de los populares europeas han perdido escaños, y todos los que están a su derecha los han ganado. Aún así, el peso de los pilares del proyecto europeo, es decir, socialdemócratas, democristianos y liberales, sigue siendo sólido y suficiente para seguir gobernando el proyecto europeo. Entre los tres, suman al menos 400 de los 750 escaños del nuevo hemiciclo europeo. Frente a ellos, en el lado derecho está por ver donde acabarán los diputados de Orban y los del Alternativa por Alemania, demasiado rusófilos y demasiado derechistas para los dos grupos ubicados más a la derecha en la cámara: los Conservadores y Reformistas, liderados por los Hermanos de Italia de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, e “Identidad y Democracia”, de los que casi la mitad de sus diputados son de la lista francesa de Marine Le Pen. Por cierto, que los diputados de Vox durante la última legislatura han estado con los de Meloni y no con los de Le Pen.
El protagonismo español en este nuevo Parlamento será muy relevante. La delegación española de los socialistas será la más numerosa dentro de su grupo parlamentario, mientras que los populares españoles serán los segundos por número en el grupo parlamentario popular por detrás de los democristianos alemanes, lo que garantiza a ambos partidos poder e influencia dentro de los dos grupos mayoritarios de la Eurocámara.
Puedes leer aquí la tribuna completa publicada originalmente en 20 Minutos.