El diario Dircomfidencial ha publicado recientemente una entrevista del director de Asuntos Públicos y Coordinador de la oficina de ATREVIA Bruselas, Manuel Mostaza, en la que hablan sobre el estatus y el horizonte de los Asuntos Públicos en España.
«¿Cómo ve la estado de la gestión de los Asuntos Públicos en España?
La disciplina de los Asuntos Públicos está poco madura en España todavía. Es un mundo que viene de las tradiciones administrativas anglosajonas, donde sí está bien visto que las empresas tengan servicios dedicados a ayudarles a interactuar en el ecosistema público. Esto a los países de raíz continental llegó más tarde y de una manera como si fuese ‘La Escopeta Nacional’.
Pero ahora la apuesta del mercado es profesionalizarse. Es decir, ofrecer servicios profesionales de Asuntos Públicos. Esto es ayudar a tu cliente se maneje en un ecosistema muy complejo. El peso del sector público en España es muy alto, gran parte de las cuentas de resultados de las compañías dependen lo que ha regulado el ecosistema público y las empresas no suelen tener cultura de relacionarse con este ecosistema.
Antes estaba la opción del ex ministro, el amigo… Y ahora está la opción de lo profesional: sentarte con un cliente, ver cuáles son sus necesidades, qué papel ocupa en este ecosistema y ayudarle a transmitir sus mensajes. Con la lógica de que todo el mundo tiene derecho a ser escuchado. Que te escuchen no depende de que tengas el teléfono de alguien, sino de que tengas un planteamiento profesional. En general, todo el mundo te escucha; lo que hay que ver es qué le cuentas.
En definitiva, el cambio de paradigma es desde el ‘tengo el teléfono de alguien’ a ‘tengo algo interesante que contarle a alguien’. Nosotros hemos apostado por esta segunda forma de trabajar. Junto a la parte de darles información a nuestros clientes, esta la de entender qué es lo que hacen -sus puntos de orgullo- y ayudarles a transmitir el mensaje y cómo adaptarlo hacia todos los actores de este ecosistema -no solo diputados o ministros, hay otro tipo de perfiles que también influyen (periodistas, reguladores…)-.
Comenta que el sector se está profesionalizando en España ¿Porqué está precisamente en este momento en auge?
No se si es un síntoma o una consecuencia de la modernización de la economía española. Cuando tienes una economía muy cerrada y autárquica no tienes necesidad de saber ese expertus externo. De hecho, las primeras empresas que empezaron a demandar estos servicios fueron las multinacionales que ya trabajaban fuera y que entienden que esto se hace en Bruselas, en Washington… y que aquí también lo necesitas. Se dieron cuenta de que no tenían capacidad de entender todas las lógicas del ecosistema público, la información que produce ni capacidad de interrelacionarse con él. La profesionalización de los Asuntos Públicos es una consecuencia de ello.
¿Esta profesionalización que menciona en el mundo de las agencias y consultoras especializadas en la materia se está dando también en las propias compañías españolas?
Claramente. Esto va bajando en cascada. Las primeras en profesionalizarse en la materia fueron las empresas españolas con actividad fuera -las grandes multinacionales-, que lo entendieron enseguida. Ahora esto va bajando en cascada y ya alcanza a empresas de tipo medio, que entienden que es una necesidad. En este tipo de empresas cada vez hay más directores de Asuntos Públicos, que a veces pueden llevar también Comunicación y suelen estar en el Comité de Dirección. A veces lo hacen ellos solos y en otras ocasiones necesitan a alguien que les ayude. Al final, nuestra labor es muy de ayuda a esos perfiles. Cuando no está, lo hacemos con el CEO o con la persona de Comunicación.
Decía antes que el mercado no esta maduro todavía en España ¿Por qué está tan denostada la palabra ‘lobby’ en nuestro país?
Creo que esto tiene dos causas. La principal es que nuestro modelo de Administración -en todo el Sur de Europa- es el Napoleónico o Torre de Marfil, que -simplificándolo mucho- viene a decir que la Administración sabe lo que todo el mundo necesita. Siempre hay en cualquier materia un alto funcionario que sabe lo que es bueno y lo que es malo. El modelo anglosajón siempre ha sido más humilde en esto: ha entendido que en la discusión sobre los Asuntos Públicos necesitas escuchar a las personas que van a ser afectadas.»
Puedes leer la entrevista completa aquí.