¡Felicidades! Sí, a ti, que crees en el poder de la Comunicación Interna para hacer realidad los cambios. A ti, que más de una vez has tenido que explicar para qué sirve la CI y cuál es su importancia estratégica para la compañía. A ti, que no te resignas cuando te dicen que no han leído la newsletter. ¿Por qué? Porque sabes que la CI es mucho más, la CI son personas.
Como cada 30 de septiembre desde hace cuatro años, celebramos el Día Internacional de la Comunicación Interna, una disciplina siempre a caballo entre las áreas de Comunicación y Recursos Humanos que, por méritos propios y con la confianza del resto de la organización, se ha ido ganando su hueco poco a poco en las agendas de los Comités de Dirección.
Y es que, aunque siempre tuvo sus fieles defensores, entre los que seguramente te encontrarás, eran muchos quienes hasta hace solo unos años la consideraban apenas la responsable de los regalos que de vez en cuando aparecían en su mesa y mera emisora de información. Pero llegó la crisis y la relevancia de la CI como agente de motivación y cambio crecía a la par que se reducían las partidas presupuestarias destinadas a sus hermanas mayores.
Fue entonces cuando muchas empresas, inmersas en procesos de restructuración o congelación de salarios, empezaron a entender que lo importante, quienes debían tirar del carro en los momentos difíciles, eran las personas. Entonces, la comunicación interna pasó a ser una herramienta estratégica para alinear negocio y personas, y poco a poco los líderes de las compañías comprendieron su papel clave como palanca de cambio.
Pero tras la crisis no volvimos al punto anterior. El cambio llegó para quedarse y con él nuevas generaciones que conciben el mundo de forma distinta. No les hables de estabilidad, háblales de una experiencia diferencial. Así, el nuevo reto para los RRHH es el diseño e implementación de potentes planes de formación y desarrollo, propuestas de valor al empleado, proyectos de cultura corporativa o de adaptación a la nueva era digital. Es esta experiencia de empleado la que transmitirán cuando traspasen las puertas de la oficina o de la planta de producción, convirtiéndose en los mejores embajadores de la compañía y en pieza clave para el employer branding y la atracción del talento.
Para que esto último sea una realidad, la CI debe adaptarse no solo a cada organización, sino a cada persona. Jóvenes y no tan jóvenes, con acceso a ordenador o sin él, con dominio de herramientas digitales o no, trabajando en un mismo país o viajando por el mundo.
El reto es apasionante y cada vez somos más los que nos unimos a él, ¿te sumas?
¡#FelizdíaCI!