Los valores familiares –y, por extensión, corporativos– de las empresas familiares son un elemento diferenciador, que se percibe como esencial en el buen funcionamiento y el éxito de las organizaciones.
Así se constata en el reciente estudio Los valores de la comunicación en la empresa familiar, realizado conjuntamente por la Cátedra de Empresa Familiar del IESE Business School y la consultora ATREVIA, que destaca como una de sus principales conclusiones que el aval de los valores familiares supone una ventaja competitiva en la reputación de las compañías ante sus clientes y empleados.
Sin embargo, las propias empresas señalan que –aún hoy– la transmisión de los valores familiares entre sus públicos internos es el gran reto al que se enfrentan, especialmente en contextos de aumento de dimensión estructural o dispersión geográfica.
Si bien hasta un 81% de los encuestados en el citado estudio reconocen que la comunicación interna es una herramienta clave para poner en valor, trasladar y hacer vivir los valores familiares entre todo el equipo humano, más de la mitad de las empresas participantes (el 58,8%) no dispone de un mecanismo de comunicación formal destinado a familiares.
Esta cifra ejemplifica la necesidad de aplicar una visión estratégica a la transmisión de valores, para asegurar que son tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones de negocio, y para reforzar su pervivencia en el tiempo con el paso de las distintas generaciones.