Dicen que estamos superando la pandemia, pero si hablamos en términos laboral, nos ha superado sobradamente a todos. Vivimos un cambio de época que el Covid no ha provocado sino acelerado: la revisión de los términos laborales entre empresa y trabajadores. Y es que esta nueva realidad no va de ganar y perder sino de cambiar para que todos podamos mejorar dentro y fuera del entorno laboral.
Ahora toca volver y, los de abajo, que llevan toda la vida demandando el poder trabajar desde casa, se dividen entre los que tras varias tentaciones de filicidio (figurado y broma, por supuesto) reclaman la vuelta con peros, y los que están tan a gustito en el nido que no quieren volver ni con peros ni sin peras. Y esa misma dicotomía la encontramos en los de arriba, entre los que se encuentran los de la España que bosteza deseando retomar el control físico sobre sus acólitos para dar cierto sentido a su rol, y los de la España que despierta, que admite sin reparos su equivocación y está incluso pensando en vender las oficinas o dejar el alquiler del local ante el sustancial decremento de costes que implica.
Y es ahora cuando empieza el lío para llegar al punto de encuentro entre lo que queremos, lo que podemos y lo que debemos. Lo que sí está claro es que volver, vamos a tener que volver, quieran los de arriba o no quieran los de abajo, o al revés. Pero la pregunta no es el cuándo, sino el cómo. Y cómo? Pues comiendo, y me explico. Al que más y al que menos le gusta disfrutar de una buena comida, y eso se puede hacer elaborando una receta en tu propio hogar, acudiendo a un restaurante o llamando a ese mismo restaurante para disfrutarlo en casa. En todos los casos se satisface una función nutricional, pero existe un plus social, cultural y sensitivo que lo convierte en algo más que lo que necesitamos para sobrevivir. Con el mundo laboral pasa un poco lo mismo, pues todos sabemos que “currar” es algo más que vivir para trabajar o peor, trabajar para vivir. Somos animales sociales, e igual que no comemos siempre dentro o siempre fuera, el trabajar también debería regirse por el mismo patrón. Porque hemos demostrado que es posible…
Con esto de la desescalada como casi todo durante estos meses, la mayoría de las empresas están más perdidas que Adán en el día de la madre. Es por eso que muchas decisiones se están tomando siguiendo el método empírico del prueba-error, algo muy recomendable cuando no hay liebre que marca camino y ritmo. Al famoso y actual “qué están haciendo los otros” solo hay una respuesta “preguntar, como tú…”. Y es que, en quien nos podríamos fijar, que es en el ejemplo chino, nos queda tan alejado personal, económica, cultural y laboralmente, que poco o nada nos sirve como referente.
Pero, como decía antes, volver habrá que volver. Algunas compañía ya lo han hecho, otras están en ello, la mayoría lo hará después del verano y más de una no lo hará nunca. No están volviendo todos ni a la vez, pero para los que lo hacen, la ley establece claramente la obligatoriedad de mantenerlos informados de la normativa sanitaria de protección ante la pandemia. Cierto es que muchas empresas se quedan en su estricto cumplimiento poniendo fotocopias por las paredes y mandando un link por whatshap para que se descarguen un tocho de hojas escritas con prisa y sin pausas. Pero otros se han dado cuenta de que esto no es cuestión de apañar sino de acompañar y, por suerte para sus trabajadores, han desplegado campañas de comunicación interna para hacer más fácil, ágil y segura la vuelta y, sobre todo, más humana.
Pero estas acciones de comunicación interna tampoco son convencionales, pues el vivir un momento tan único hace que tengan una serie de peculiaridades únicas. Por ejemplo, hay que tener la sensibilidad suficiente para no agravar la tradicional brecha entre lo que los yankis llaman los “redneck” y los “whiteneck”, es decir, los que están en planta y calle, y los de oficinas. Y es que un error muy frecuente estos días es tirar alfombra roja a los que vuelven, y abusar de dar medallas a los que nunca se han ido. La clave de comunicación en este tipo de campañas es la honestidad y la claridad, hablar desde el presente al futuro, desde el corazón a la razón y desde el uno al todos. Porque ahora más que nunca, el “juntos” no es algo que se debe decir sino que se debe de hacer…
Yo creo sinceramente que la vuelta generalizada estará dominada por la flexibilidad en todos los sentidos, pues tanto las nuevas situaciones personales como las restricciones profesionales imposibilitan retomar la vida en el punto en que lo dejamos.
Porque cada realidad es distinta. No es lo mismo el caso de mi hermano con dos niños que el mio con dos gatos. Y tampoco el que él tarde cinco minutos a su empresa y yo una hora. Pero para el empresario tampoco es lo mismo el saber que controla horarios y ausencias de las personas, que confiar en que sean responsables. Y tampoco el coste persona si ejercen su labor desde casa que desde una oficina. Como todo en la vida, todo tiene sus pros y sus cons, y a partir de ahora esto va ir de confianza, de las personas en que sus compañías van a escuchar y gestionar sus necesidades y expectativas, y el de las compañías de tener una plantilla con el grado de afinidad y compromiso suficiente como para ser parte del cambio necesario para re-evolucionar.
Para terminar, yo creo que esto debe ser un win to win en el que todos salgamos ganando o por lo menos, ambos perdamos lo menos posible; flexibilizar la hora de entrada y salida para evitar coincidencias masiva, institucionalizar el teletrabajo como formato prioritario, acondicionar los hogares para trabajar en condiciones óptimas, mejorar las herramientas tecnológicas de gestión y control, hacer beneficiarias a las personas de la reducción de gastos presenciales, reducir las jerarquías apoyando la toma de decisiones, instaurar una cultura agile en los procesos…
Tantas cosas que hay que afrontar que sin duda no nos vamos a aburrir en los próximos años. Confío en que estos nuevos tiempos sirvan para derrocar definitivamente la casposa cultura jerárquica y presencial que ha imperado en las últimas décadas y de verdad empecemos a ser competitivos. Porque y esto es un claim que van a utilizar muchas empresas en comunicación interna, el momento es ahora…