Tras el avance de los tiempos, la comunicación corporativa, en cualquiera de sus vertientes, ha experimentado una serie de cambios, obligando a los profesionales del sector a adaptar sus estrategias a las tendencias más actuales. Uno de los cambios más significativos en esta vertiente ha sido la decaída de las ruedas de prensa. Los equipos de redacción ya no cuentan con tan amplia plantilla, y el hecho de ausentarles de sus puestos de trabajo puede suponer un gran inconveniente en su jornada.
Por otra parte, es cierto que las ruedas de prensa con portavoces influyentes siguen atrayendo a los medios de comunicación, pero estos casos suelen ser muy puntuales. Para dar respuesta a esta cuestión y conseguir adaptar esta estrategia a las tendencias actuales, es necesario fusionar el trabajo de las Relaciones Públicas y de la prensa. Es recomendable renunciar al concepto de rueda de prensa tradicional y hacer eventos abiertos, donde no solo los periodistas clave estén invitados, sino también todo tipo de contactos con la intención de fortalecer nuestra alianza estratégica. Y, lo más importante, aumentar el engagement a través de la participación de los usuarios para que hablen de nuestro evento en redes sociales.
Aportando un valor añadido a esta estrategia, es fundamental tener en cuenta que el mundo mobile se impondrá respectivamente sobre el territorio desktop, alterando nuestras formar de comunicación y consumo de datos. Esto quiere decir que las retransmisiones en tiempo real y en 360º a través de aplicaciones como Periscope, comenzarán a formar parte de nuestra vida aumentado el engagement, la visibilidad y la fidelización de los públicos.
Es importante conocer el producto o intangible que vamos a comunicar, estudiar sus públicos potenciales y, a partir de eso, construir una estrategia que se adapte a las demandas de nuestra audiencia. Analizar todos los canales de comunicación y, posteriormente, seleccionar los que mejor se ajusten a la personalidad de la marca. En resumen, nos enfrentamos a un ecosistema cambiante, donde las acciones del PR se desposan de procesos mecánicos en los que la tecnología y las labores tradicionales del periodista acaparan las dos caras de la moneda.