Este es el último mensaje de una conocida marca con estrella. Y de eso justamente va este artículo. Vivimos inmersos en un cambio brutal. Un cambio sin precedentes donde, por ejemplo, cada vez aparecen más gurús hablando y hablando de la IA como grandes expertos.
Expertos que, dicho sea de paso, duran lo que tarda en salir una nueva versión mejorada. Todo está cambiando. Nuestra forma de pensar, crear y proponer también lo está haciendo. A veces, más despacio de lo que a mí me gustaría. Porque el cambio siempre es compartido, entre agencias y, por supuesto, clientes. Sin clientes, no hay agencia. Sin clientes que crean en lo que haces y no sólo lo que dices, no hay cambios. Y los cambios serían solo palabras y no hechos.
“Que lo importante no cambie”
Y lo importante, ayer, hoy y siempre, es algo que por mucho que avancen los tiempos no debería cambiar nunca: la verdad por encima de todo. Tener la verdad como eje de todo lo que hacemos. La verdad con uno mismo, aunque a veces sea dura. La verdad con los demás, aunque a veces sea cruda.
Porque la verdad moviliza. Un concepto con verdad vende. Una marca con verdad aporta. Un producto con verdad funciona. Una compañía con un propósito de verdad conecta.
Y ahí va mi verdad. Y aviso: es mía, es personal y de ningún modo pretende que estés de acuerdo con ella. Hace más de 15 años me acompaña en mi encabezado de LinkedIn un concepto. Los que me conocen saben que siempre intento cumplirlo. Nunca dejo de focalizar mis esfuerzos en ello. La única forma de saber cuál es, es entrando en mi perfil. ¿Por qué? No, no es para hacerme el interesante. Es más simple. Porque es la forma más sencilla de saber la verdad sobre el alcance que tiene este artículo en este medio.
La verdad nunca miente.
Accede aquí al contenido original publicado en Dircomfidencial.