
En el nuevo contexto económico y empresarial, ha surgido en las compañías la necesidad de fidelizar y atraer el talento de manera imperiosa. Y sin posibilidad de hacer grandes aumentos de sueldo, ofrecer más beneficios o prometer meteóricas carreras profesionales, parece complicado. Porque ¿qué es lo que nos vincula con la compañía en la que trabajamos?
Más allá de los colores (esto no es fútbol y no están difícil cambiar la camiseta), los compañeros de trabajo (que van y vienen) hay algo que mueve a los colaboradores, que genera un compromiso con los objetivos más allá de lo tangible. Ese `¿yo que sé, que qué sé yo?` Que se nota y se siente pero no se ve. Parece que poder actuar sobre ello es vital. Pues no es más ni menos que la marca interna.
Los pilares sobre los que se asienta la fuerza del Employer brandig pueden ser explicados desde tres atributos principales: los puramente económicos, los funcionales, vinculados con la cerrera y desarrollo profesional y los psicológicos, que trabajan precisamente esa vinculación intangible y orgullo de pertenencia. Si no son tiempos para presumir de los primeros, ni están las compañías preparadas para potenciar los segundos, la estrategia de marca interna de hoy en día debe contar más que nunca con el valor de sus atributos psicológicos.
Y para que esto funcione tiene que tener raíces en la coherencia. Coherencia entre lo que se dice y se hace, Debemos además, saber construir historias consistentes, que conecten. Que pongan en valor lo que una marca ofrece en todos sus ámbitos de actuación, para sus colaboradores, sus clientes y para el mundo.
Sumergir la CULTURA de MARCA en lo más profundo de la compañía es la forma de generar, impulsar y fidelizar ese compromiso, que más allá de un cumplimiento con las funciones, involucra a los colaboradores con la estrategia corporativa haciéndoles participes necesarios para alcanzar los objetivos.
Comenzamos hoy una serie de post en los que pondremos foco en las claves para poner en valor la Marca Interna. Porque hoy, más que nunca “el cómo conseguirlo” no es magia, es COMUNICACIÓN.