Dani Martin, y no me refiero al cantante sino a mi querido compañero realizador aquí, en ATREVIA, decía el otro día esta frase que hoy traigo como titular:
«Resulta sorprendente cómo han cambiado los intereses de muchos jóvenes en su intención de ser visibles ante los demás». Recuerdo cuando tenía 11 años que venían los del spot del helicóptero de Tulipán al colegio a buscar nuevas caras de niños “sanos y felices” para salir como extras en el anuncio. También recuerdo que escogieron a casi toda la clase menos a mí y entonces comprendí que nunca iba a tener mis 5 minutos de fama.
Pues ahora ya los jóvenes no alzan la mano para salir de extras en un spot; ahora ni siquiera pretenden que su imagen sea conocida ni les interesa aparecer en ese electrodoméstico antiguo de línea marrón llamado televisión. Ahora les mueven otros intereses marcados por las 4 íes: Internet, irreverencia, inmediatez e incertidumbre. Así al menos lo hemos conocido gracias al estudio que hemos elaborado en colaboración con Deusto Business School, Generación Z: el último salto generacional, donde analizamos el comportamiento de nuestros jóvenes, una generación cuya personalidad se ha forjado a golpe de click.
Algunas de estas conclusiones las he podido comprobar en un acto que hemos organizado hace pocos días para uno de nuestros clientes, DKV Seguros. Se trataba de una iniciativa en el marco de la campaña para la prevención de la obesidad infantil: la presentación del videojuego Runners4health. Nos acompañaron 3 YouTubers que juntos suman más de 15 millones de seguidores, casi como la población de Ecuador. Fue entonces cuando comprendí que la juventud había cambiado radicalmente y yo seguía anclada en la era del spot del helicóptero de Tulipán.
Colas en los accesos al local, niñas nerviosas corriendo por los pasillos para coger la primera fila, madres con tacones corriendo detrás de ellas… En definitiva, una especie de show donde a los protagonistas les tuvimos que poner seguridad en la entrada y en la salida. También comprendí que el fenómeno fan ya no era exclusivo para los cantantes o artistas; ahora estos chavales mueven masas de gente con sólo un tuit. Pues bien, si ahora tenemos a esta nueva generación, aprovechemos para conocer mejor su realidad, sus intereses. Las marcas tienen ante sí un gran reto si es que quieren realmente llegar a sus futuros compradores.