Empresas líquidas, la expresión acuñada por Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010 es actualmente cotidiana e inevitable. La realidad de las empresas se ha transformado: su estructura, el consumidor, hasta los empleados que la componen. Las empresas necesitan fluir, adaptarse y transformarse ante estos cambios, especialmente en un momento en el que ya no están obligadas a gestionar el cambio, sino la velocidad de éste.
La realidad que se dibuja es la de una creciente diversidad en la empresa, empleados que no están definidos por sus puestos de trabajo y las funciones que desarrollan, sino por la misión, el reto, que su empresa le plantea en cada momento. Es, además, lo que buscan las nuevas generaciones, los millennials y sobre todo, los Z´s que ya se están incorporando al mercado laboral. Según el informe Revisión de las Perspectivas de Población Mundial, de la ONU, el 34% de la población europea tendrá más de 60 años en 2050 y, por primera vez, en las empresas convivirán hasta cuatro generaciones distintas.
Los nuevos profesionales aspiran a encontrar un empleo acorde con su personalidad y van a buscar la autonomía en el entorno laboral, según el informe Generación Z, el último salto generacional, elaborado por ATREVIA y Deusto Business School. Están acostumbrados a la inmediatez y eficiencia que siempre han conseguido con la tecnología, por lo que las empresas deberán plantearles retos y objetivos a corto plazo continuamente. Si como consumidores no son fieles a ninguna marca, como profesionales tampoco se van a sentir especialmente unidos a una compañía. Tienen un pensamiento global y las empresas tendrán que competir también con el mercado internacional para atraer a este talento que viene, ‘de serie’ con un dominio absoluto de la tecnología, autodidacta, creativo…
Para aprovecharlas al máximo, las compañías ya están empezando a implementar nuevos modelos de aprendizaje adaptados a esta generación multitarea que demanda entornos de comunicación y participación abiertos, que aprende haciendo y errando y que es consciente de que vale por lo que sabe hacer, no por el puesto que ocupa.