Post publicado originalmente en el blog de la APD y seleccionado entre los 56 mejores:
Confieso que cuando comencé a seguir Twitter, no me convenció nada. Primero, por mi escepticismo crónico inicial cada vez que el equipo de avanzados tecnológicos de mi empresa me presenta la plataforma, canal, herramienta de moda. Segundo, porque leyendo algunos tweets: “Jugando con mi hijo a la play”… “Cenando en Lucio”… “Me duele la cabeza”… “Parece que va a llover”… Me parecía la sublimación colectiva de la intrascendencia.
Pero poco a poco, con un poco de constancia y siguiendo a buenos twitteros, he ido cambiando de opinión. He comenzado a apreciar los efectos positivos de la necesidad de tener que expresar una idea en muy pocas palabras (140 caracteres, máximo). Un ejercicio de concisión, de hablar en titulares y por fuerza, de separar el grano de la paja tremendamente eficaz, como única llave para hacerse oír y captar la atención en los tiempos de la sobresaturación de mensajes… y de agendas. Porque es difícil sacar tiempo para leer 20 blogs, por muy interesantes que éstos y sus autores sean; pero leer en diagonal 20 mensajes cortos interesantes o ideas para la reflexión, es factible y enriquecedor.
El otro rasgo diferencial de Twitter es la grandeza del directo. Se está convirtiendo en una herramienta muy eficaz para prestar servicio e información útil y recibir feedback en tiempo real, como hemos tenido la oportunidad de constatar colaborando con el Twitter de AENA en la crisis de los controladores.
En definitiva, que me hago fan de Twitter, como evidencia de la fuerza de los mensajes breves y concisos. Actualizando al muy citado Baltasar Gracián: “Lo bueno si es breve… ¡y en directo!, 3 veces bueno”.
Imagen: Rosaura Ochoa