Me resulta difícil imaginar un escenario donde existan empresas sin jerarquía, pero cada vez oigo y leo más artículos sobre los nuevos modelos empresariales basados en la Holocracia, o lo que es lo mismo, una empresa sin jefes, donde el trabajo se gestiona en un entorno de máxima transparencia.
Por lo que parece, estos nuevos modelos buscan una gestión más eficiente a través de una estructura de roles y sistemas que favorezcan la creatividad, la innovación y la agilidad. Diría también que persiguen una cierta humanización corporativa donde los empleados contribuyan a los objetivos basados en principios de igualdad.
Puede que estos nuevos modelos respondan a la necesidad de tener empresas flexibles, articuladas a través de una cultura participativa capaz de alinear y vincular a las personas con un objetivo común. Puede también que estos nuevos modelos surjan de la necesidad de encontrar mecanismos que favorezcan la comunicación ascendente de ideas para evitar que muchas de ellas se queden guardadas en el cajón, en vez de procurar ponerlas en práctica. Pero, si así fuera, ¿no podríamos intentar llegar a un término medio en el podamos ser corresponsables de un solo proyecto pero bajo una figura directiva? Recuerdo algunos capítulos del libro Micropoderes, publicado en 2013 por Núria Vilanova, presidenta de ATREVIA, donde recalcaba la necesidad del cambio en la gestión directiva en solitario, debido a la creciente influencia del empleado; “Ningún consejero delegado, ningún presidente, podrán salvar sus empresas en solitario. Los poderosos son hoy menos poderosos porque nos encontramos en la era del micropoder”. Y bajo esta situación, apuntaba Núria, existe un sólo hilo conductor: la comunicación. Ésta es y será la clave para empoderar, incentivar, reconocer y manejar los comportamientos de cada persona dentro de una organización.
Por tanto, si el fin principal de los modelos holocráticos es lograr una organización flexible y eficiente, ¿no será mejor intentar primero asentar una cultura, herramientas y canales de comunicación que fomenten la participación de las personas? Una idea, propuesta o iniciativa que esté mal comunicada, será igualmente inválida bajo un modelo autocrático u holocrático.
Trabajemos pues para construir un modelo de gestión empresarial capaz de adaptarse al cambio, y el tiempo dirá si lo haremos con o sin jefes. Mientras tanto, concedamos más valor a la comunicación, el verdadero sistema nervioso de las organizaciones y el elemento imprescindible para cualquier transformación.