Estrenamos año y también nuevos propósitos. Dejar de fumar, leer más, progresar en el trabajo, ser más solidario y ordenado, alimentarnos mejor, hacer más deporte, adelgazar, dedicar más tiempo a la familia y a los amigos, ver menos la tele, aprender inglés de una vez por todas, ser más positivo o sacar el máximo provecho a la tecnología de la que disponemos…. son solo algunos objetivos de la larguísima lista con los que el común de los mortales llenamos, cada año nuevo, nuestra mochila vital de cara a los próximos 12 meses.
Seguramente, los más voluntariosos llegarán al final de 2016 con algunas de sus aspiraciones cumplidas y con ánimo para afrontar otro nuevo año con renovados planes que le permitan mejorar y crecer. Otros muchos, no llegarán a la primavera en el intento de coronar sus proyectos, y la mayoría apenas pasarán de los primeros días o semanas de enero con sus intenciones vivas. La rutina, las obligaciones y las prisas echarán la palanca del freno a unas aspiraciones siempre meritorias, que casi siempre toman buen acomodo en el amplio cajón de la intención.
Pequeñas y grandes cosas que, al menos durante más o menos días, mantienen alta la ilusión por cambiar, por innovar, por ser mejor y que, en algunos casos, tienen visos de cumplirse. El planteamiento de Mark Zuckerberg, fundador y CEO de la red social Facebook, de cara a 2016 pasa por crear su propio asistente personal a partir de un mecanismo basado en inteligencia artificial.
El impulsor de Facebook, que cada año asume un nuevo desafío que hace público en su propia red social (anteriormente se propuso leer dos libros al mes, constituir un club de lectura o estudiar chino mandarín, conocer a una persona distinta cada día o vestir con corbata), persigue crear “una especie de Jarvis en Iron Man”, en alusión al mayordomo artificial de los films y cómics de la editorial Marvel. El futuro robot del joven Zuckerberg deberá ayudarle a gestionar sus tareas tanto profesionales como domésticas.
Zuckerberg se plantea la codificación del asistente como un desafío intelectual. Según parece el multimillonario iniciará su proyecto enseñando al robot cómo reconocer su voz y comprender el significado de sus palabras de modo que logre controlar distintos dispositivos de su hogar como la temperatura de su calefacción, las luces o la música que escucha; además de permitir el paso a su residencia a aquellas personas cuyas fisonomías reconozca al llamar al timbre, o avisar con una alerta si ocurre algún evento anormal en la habitación de su pequeña hija.
Desde el punto de vista profesional, el nuevo artilugio deberá ayudar a Zuckerberg a organizar datos y objetivos, y a optimizar los servicios que ofrece Facebook.
No sé si acabaré 2016 leyendo más, haciendo más ejercicio o alimentándome mejor, pero estoy segura, casi al cien por cien, de que Zuckerberg logrará su propósito de crear un robot que le asista. ¿Quizá veremos pronto nacer un Face-robot o un Robot-book?
Por cierto, su actual asistente personal ‘humana/o’, puede ya ir pidiendo un nuevo puesto en la empresa o buscando vacantes en la competencia.