Hay muchas veces que estamos en frente de personas que nos están hablando pero por más que les prestamos atención nos cuesta mucho entender lo que dicen, es como si habláramos con un extranjero.
Esto da mucha impotencia porque a veces terminan de hablar y no hemos comprendido casi nada; es como si utilizaran otro dialecto.
¿A que te ha pasado alguna vez? Si queremos que no nos pase y que nuestra comunicación con nuestros empleados o con cualquier persona sea correcta debemos de cumplir una serie de pasos:
- Frases cortas: Debes de recortar las frases. Piensa que estás usando el tiempo de la gente y pueden llegar a aburrirse de lo que digas y desconectar directamente de la conversación. Además alargar la frase es sinónimo de perder énfasis, convirtiéndose en un paisaje monótono y lineal. Si queremos que nuestro discurso convenza tiene que ser corto. Este consejo trasladado como ejemplo a empresas, encontramos slogans de las principales potencias como Coca-Cola: «la chispa de la vida», Nike: «just do it» o por ejemplo «¿Te gusta conducir» de BMW.
- Elevar un poco el tono de voz: Aunque parezca una tontería, si eres una persona que hablas bajito, debes de subir el tono para que te escuchen adecuadamente. Así como hay que tener en cuenta el ruido en el ambiente puesto que cuando estamos hablando no estamos solos por lo que el mensaje siempre tiende a distorsionarse.
- Enfatizar al final las frases: El principal objetivo que se busca, es intentar que los interlocutores no se aburran en los discursos. Si a esto le añadimos un lenguaje no verbal mediante algún tipo de gesto o movimiento, conseguiremos enriquecer nuestro discurso.
Como ejercicio para comprender esto, es muy útil fijarse en la manera de transmitir que tienen los políticos. Siempre hay que intentar crear un ambiente calmado y tranquilo donde encontrarse a gusto en la conversación y poder envolverte en la misma.