Con las medidas contra la propagación del COVID-19 cada día más tangibles, entre las ideas que mayor pánico despiertan se encuentran las de una recesión global similar a la sufrida en 2008 y las posibles pérdidas devastadoras que configuren un escenario ciertamente complicado en futuro cada vez más inmediato. Germán Ríos, Senior Partner de ATREVIA, analiza los efectos económicos de la alarma sanitaria que estamos viviendo en la actualidad.
«Uno de los temas más importantes acerca de la pandemia del coronavirus es su impredecibilidad, tanto desde el punto de vista sanitario como de sus posibles impactos en la economía mundial. Precisamente, es la incertidumbre la que ha afectado de manera más violenta a los mercados financieros mundiales y de materias primas. Aunque es pronto para pronosticar cómo afectará el COVID-19 al crecimiento global, los primeros pronósticos van desde una reducción de 0,2% hasta 1,5%, lo que implica que estamos en presencia de un evento que podría tener impactos similares a los de la crisis de 2008. Todo dependerá de qué tan rápido pueda controlarse la propagación del virus, y si la economía mundial puede volver a la senda del crecimiento en la segunda mitad de 2020. Probablemente el impacto más visible hasta ahora ha sido la caída sincronizada de los principales mercados de valores del mundo y la reducción de los precios del petróleo. En el corto plazo, dada la incertidumbre, seguiremos observando una gran volatilidad en los principales mercados financieros y de materias primas.
Sin embargo, la economía real también se ha visto afectada por interrupciones en las cadenas de producción globales, dado el importante papel que juega China en ellas, precisamente el epicentro de la epidemia. Entre enero y febrero, el índice de producción manufacturera en China disminuyó en un 22%, acompañado por una reducción en los envíos de mercancías y bienes intermedios desde sus puertos. Las industrias que han sido más afectadas, debido al importante papel de China en sus cadenas de suministros, son instrumentos de precisión, maquinaria eléctrica, automotriz, equipos de comunicación y plásticos. En términos de mercados geográficos, los más afectados por las disrupciones en suministros de insumos para la producción son la Unión Europea, Japón, Estados Unidos y Corea del Sur. La industria mundial de tecnología estima que las caídas de envíos de productos tales como televisores, consolas de videojuegos, teléfonos y relojes inteligentes, altavoces y ordenadores portátiles serán entre 4,5% y 16%, dependiendo del producto.
Un canal adicional de transmisión del coronavirus a la economía mundial será el turismo. De acuerdo con las cifras de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, esta actividad representa el tercer rubro de exportaciones a nivel global y 29% del total de exportaciones de bienes y servicios del planeta. Los países con la mayor cantidad de recepción de turistas son Francia, España, Estados Unidos, China e Italia, todos focos importantes de la transmisión del coronavirus. En términos de ingresos por turismo, los más afectados serán Estados Unidos, España,
Francia, Tailandia y el Reino Unido. Esta industria es mano de obra intensiva, con lo que se espera un incremento en el desempleo de esos países y también efectos adversos en industrias asociadas como restauración y comercio. Estos impactos se magnificarán en la medida que se impongan mayores restricciones a los viajes para controlar la transmisión del virus. Finalmente, no son despreciables las consecuencias que tendrán en las economías del mundo la cancelación de importantes eventos globales.
Para enfrentar esta importante coyuntura económica será necesario tanto la coordinación internacional como las políticas individuales de los países. Ya varios organismos multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han anunciado importantes paquetes de ayuda financiera para los países afectados. También la coordinación entre bancos centrales del mundo es clave para la política monetaria y cambiaria.
Desde el punto de vista de los países, en la medida de lo posible, deben gastar más, especialmente para fortalecer a sus sistemas de salud y contribuir a mitigar los efectos del coronavirus, especialmente en aquellos segmentos de la población más vulnerables. Como algunos países ya lo han anunciado, será importante tomar medidas de alivio para los sectores económicos más afectados por las disrupciones de las cadenas globales de producción, la caída del turismo y la cancelación de eventos mundiales. Nunca fue más clara la interconexión de la economía mundial que en este momento; por ello, una reacción coordinada y de cooperación será la mejor receta para superar este bache en el menor tiempo posible.»