Lina Cabezas, Senior Consultant del área de Asuntos Públicos de ATREVIA, firma junto a David Redoli un artículo en el número especial de diciembre de la revista de ACOP.
A la hora de señalar los principales hitos políticos del año en LATAM, sin lugar a dudas, una de las noticias principales que nos deja este 2019 que ya concluye, son las protestas sociales iniciadas en el territorio. Las causas difieren en cada caso y debemos tenerlo muy en cuenta de cara a 2020, dado que persistirán.
En Ecuador y en Chile, las movilizaciones se produjeron como reacción a las medidas económicas impopulares que agrandaban las desigualdades sociales. En Bolivia, las revueltas comenzaron tras la denuncia de sabotaje del conteo electoral a favor del presidente Evo Morales, fraguándose finalmente un presunto golpe de Estado. Por su parte, en Colombia, los reclamos van directamente en contra de la gestión del presidente, Iván Duque, de la misma forma que la degradación del respeto a los derechos humanos en el país andino. Por último, en Venezuela, la degradación de la vida económica y social continúa propiciando descontentos populares, habiendo aumentado enormemente la inseguridad ciudadana.
Y es que, en todas estas rebeliones, la comunicación en general y las redes sociales en particular han jugado un papel fundamental para difundir los mensajes, gracias a las imágenes subidas por ciudadanos anónimos desde sus teléfonos móviles.
Sin duda alguna, tal y como señalan Cabezas y Redoli, uno de los símbolos de la política latinoamericana de las últimas década ha sido Evo Morales. Un líder indígena que llegaba a la presidencia del Gobierno de un país con profundas fracturas sociales, en un momento en el que en la región se dibujaba un giro a la izquierda liderado por el expresidente venezolano Hugo Chávez. Tras trece años de gobierno, Morales renunció a su cargo denunciando un golpe de Estado y salió a México tras su solicitud de asilo político.
En Brasil, Lula Da Silva, el carismático expresidente encarcelado desde hace más de año y medio por supuesta corrupción y blanqueo de capitales, ha quedado en libertad y se erige como el principal opositor del actual presidente ultra conservador, Jair Bolsonaro.
Respecto a Argentina, en octubre de 2019 el tándem compuesto por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner ganó las elecciones presidenciales, sin necesidad de ir a segunda vuelta. Regresaba el kirchnerismo a la Casa Rosada en estado puro, tras una intensa campaña electoral que celebró el primer debate entre candidatos regulado de manera oficial. El gobierno entrante hereda un país en bancarrota; Fernández tendrá incluso que poner en marcha un plan contra
el hambre, dada la urgencia social existente en algunas provincias.
Finalmente, Nayib Bukele -el Presidente Millennial– de El Salvador tomó posesión en junio de 2019 y en apenas unas semanas se convirtió en una celebridad internacional por un motivo muy peculiar: el uso intensivo de su cuenta de Twitter para hacer campaña electoral y, posteriormente, gobernar. También atrajo los focos de la prensa mundial cuando el pasado mes de septiembre se subió al estrado de la 74ª Asamblea General de la ONU y, tras el protocolario saludo a los jefes de Estado y de Gobierno, pidió que se le excusara un momento para tomarse un selfie con su propio teléfono móvil para después compartirlo a través de sus medios sociales.
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