La anticipación estratégica es un paso previo para una gestión eficiente de la influencia de una compañía en la defensa de los asuntos públicos de su incumbencia o interés.
La coyuntura actual es más crítica que nunca. Es en ese entorno de gran complejidad e incertidumbre, de profundos cambios regulatorios y de feroz competencia en el que la anticipación adquiere todo su valor. Saber adelantarse en el tiempo a hechos o circunstancias que pueden suceder en el futuro, tener rapidez de movimientos e ideas para actuar antes que lo hagan los demás, aplicar la intuición para prever cómo van a actuar determinados actores, son todas ellas habilidades muy valiosas dentro de un equipo que gestiona asuntos públicos en entornos regulados y estratégicos.
Pero, además de esas habilidades, la anticipación requiere de un exhaustivo trabajo de campo. Podríamos resumir dicho trabajo en tres grandes grupos de tareas: el conocimiento de la compañía y su sector, el análisis del contexto político y la prospectiva.
El trabajo previo para poder anticiparse consiste en conocer muy bien la compañía y el sector en el que la misma se enclava. Analizar lo que podríamos denominar las interdependencias de la empresa, esto es, su posicionamiento actual, su grado de visibilidad política y pública, sus relaciones con los distintos stakeholders, su mapa de aliados y detractores o sus atributos, entre otros muchos elementos que pueden darnos información sobre el lugar que ocupa la compañía en el momento presente.
En segundo lugar, el análisis político es cada vez más importante para poder tomar la decisiones adecuadas. Resulta necesario analizar el contexto político debido a que los Gobiernos y las empresas tienen diferentes expectativas y objetivos. Para operar de manera exitosa necesitamos entender las motivaciones de la acción de los Gobiernos, en particular en lugares donde la política importa tanto como la economía, el mercado o las circunstancias de tipo técnico.
Finalmente, para anticiparse debe realizarse una buena prospectiva, esto es, un correcto análisis de los distintos escenarios que se pueden plantear así como la planificación estratégica para cada uno de ellos. Un equipo de asuntos públicos que construye con anticipación debe poder identificar oportunidades y amenazas desde el momento más embrionario con el fin de actuar antes de que sucedan los acontecimientos.
Planificar las distintas estrategias adaptadas a cada uno de los escenarios de futuro permitirá que nuestra empresa se anticipe con éxito a los acontecimientos, orille riesgos innecesarios, evite gravosas crisis o incurra en excesivos costes.