Una app. Esto es lo único que se necesita hoy en día para alquilar un apartamento, pedir una pizza, vender los artículos que no necesitas, recibir clases de inglés, compartir un viaje en coche o incluso reservar una oficina para tu jornada laboral. La economía colaborativa ha llegado para quedarse: la generación Z y los millennials confían en este tipo de intercambios para conseguir los precios más asequibles y por su rapidez, eficacia y seguridad.
Sin embargo, desde el punto de vista de la comunicación, si cambian las compañías y se dirigen a nuevos públicos, la narrativa debe ser también diferente. No hay más que ver la rapidez con la que se mueve el sector de la tecnología independientemente del fenómeno colaborativo. Estamos ante un cambio de paradigma. Durante el mes de enero Amazon abrió Amazon Go, su primer supermercado sin colas y en el que no se paga al salir. Esto significa que la compañía ha entendido lo que necesitan sus usuarios, que no es más que rapidez, eficiencia y la confianza que una empresa les proporciona.
Entonces, llegados a este punto, ¿es sencillo lograr esa confianza del público al que te diriges siendo una compañía que no aporta un servicio directo sino que pone en contacto a personas? O en otras palabras, ¿es sencillo lograr una reputación de marca a través del PR que proporcione confianza? ¿cómo conquistamos a una generación X o Baby Boomer para que logre apostar por nuestros productos? ¿Qué historias contamos?
En primer lugar, la economía colaborativa debe mejorar cómo habla de su seguridad. Pongamos el caso de Uber. Para un usuario Baby Boomer, acostumbrado a esperar un taxi en plena calle, puede resultar complicado descargarse una app, anotar su número de tarjeta, crear un usuario y elegir qué tipo de coche necesita para un trayecto corto. En ocasiones, personas de mayor rango de edad sufren una crisis de desconfianza respecto a estos nuevos servicios. Sin embargo, una vez que pruebe el servicio podría repetir y convertirse en un cliente fiel. Ocurriría lo mismo con un cliente de hoteles tradicionales frente a la página web de Airbnb. Centrar los mensajes de su estrategia de comunicación en hablar de la seguridad puede ser un mecanismo para fortalecer la reputación de la empresa.
En segundo lugar, se debe hablar de cuál es el funcionamiento de la compañía y cuál es la relación con sus colaboradores/empleados. Numerosos artículos de hoy en día que hablan del sector se centran en que la EC supone un nuevo paradigma a la hora de otorgar derechos a los trabajadores. Plantillas de empleados efímeras, condiciones laborales efímeras, horarios dispares, intrusismo, son algunas de las fórmulas de las que viven algunas de estas empresas. Sin embargo, este tipo de derechos ha servido para democratizar varios de los servicios que ofrece. ¿Por qué, en algunos casos, la reputación de estas empresas en medios es negativa? Una buena estrategia de PR pedagógica y centrada en los beneficios que estas compañías aportan puede ser la solución para frenar esta ola de artículos negativos.
Al fin y al cabo, lo que deben decidir las empresas es cómo van a contar su historia, cuáles son sus puntos fuertes, cómo lograr atraer al público y a stakeholders a la hora de realizar nuevas inversiones o desarrollar mayor innovación. Contar tu historia de manera honesta, clara y sencilla es la clave del éxito para tu credibilidad y reputación. ¿Sabes hacerlo?