El pasado jueves, en Barcelona, el Mobile World Congress terminó su edición de 2017. Con unas cifras récord en cuanto a asistencia (108.000 visitantes) y más de 8.000 medios de comunicación registrados, ya se puede afirmar que el MWC se ha convertido en el congreso más importante del mundo en cuanto a innovación tecnológica, dejando atrás una feria dedicada exclusivamente a terminales móviles. Desde hace pocos años y con la explosión de la tecnología lo que verdaderamente atrae del congreso es su capacidad de ubicuidad para presentar novedades de la industria de lo digital, la tecnología inalámbrica, la robótica y el IoT, también conocido como el Internet de las Cosas. Este año, y cada vez más, Barcelona atrae también a empresas de otras industrias como compañías automovilísticas, de electrodomésticos, de chips, de seguridad, B2B, publicidad, redes sociales o fabricantes de conexiones inalámbricas.
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Como profesional de la comunicación, la parte que considero más meritoria del MWC es cómo se comunica, es decir, la capacidad que tiene de utilizar las herramientas precisas de las RRPP para transmitir su historia a los medios. A lo largo de los años, el congreso ha sido capaz de atraer tanto a los profesionales más relevantes de la tecnología mundial como a las grandes compañías, a la vez que conseguía, de manera simultánea, ganar un espacio cada vez mayor en todos los medios de comunicación del país. Es un claro caso de éxito de RRPP. El MWC ocupa portadas y espacio en todos los telediarios y reportajes especiales durante toda la semana del congreso. Esto no solo sucede en nuestro país, la atracción del MWC es tan poderosa que sus novedades diarias se publican en todos los medios a nivel europeo y mundial.
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Sin embargo, debido a esta ubicuidad, la feria se ha convertido en un evento cada vez más popular cuya comunicación puede pecar de sensacionalista. El inconveniente de esa popularidad es que, en ocasiones, y sobre todo en los primeros días, la feria atrae por presentaciones puramente anecdóticas que sorprenden pero que no significan una innovación real. Este año el anuncio del nuevo terminal 3310 de Nokia eclipsó otras novedades importantes como la presencia del co-fundador y consejero delegado de Netflix, Reed Hastings, o la del creador de Pokémon Go, John Hanke.
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Quizás lo relevante sería contar por qué compañías que hace años no hubieran contemplado la posibilidad de formar parte de este evento donde el sector audiovisual y los videojuegos no obtenían gran protagonismo, estén acudiendo cada vez más a Barcelona. Ese es el valor real y lo que ha conseguido el congreso: representar un espacio que las empresas no pueden permitirse dejar al margen con tal de no perder peso dentro de su sector y con el fin de transmitir a sus clientes que están acelerando sus pasos de innovación para la transformación digital. Lo meritorio del congreso es haber conseguido que todas las compañías sepan que quien no está presente esa semana no existe en el escenario sectorial.
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En definitiva, podemos decir que es importante que se hable de ti pero también debemos saber qué queremos transmitir como marca, como directivo o como compañía. Al final, en eso consiste nuestra profesión. ¿Está el MWC sabiendo transmitirlo?