¿Qué significa la palabra movilidad hoy en día para un joven?
Hoy, la palabra movilidad para los jóvenes es más literal que nunca, o sea, es moverse de un sitio a otro. El joven, por un cambio principalmente cultural y luego económico (vía su poder adquisitivo real), es realmente práctico. Es la generación más práctica de los últimos tiempos. También es verdad que, antaño, tener coche ya te daba un cierto status social. Y ahora, y para los jóvenes, cuenta infinitamente más su perfil en redes sociales que la posesión de un vehículo. Pero, ojo, los jóvenes no son un grupo homogéneo, de hecho son un grupo brutalmente heterogéneo.
Pero los seguimos poniendo en un solo bloque…
Tú y tus amigos sois muy diferentes, os gustan cosas distintas, tú descubres cosas que ellos no, en unos meses cambias… y ahora todavía más por las redes sociales o Internet, que nos hacen depender de algoritmos que nos lanzan anzuelos para que nos gusten más cosas, pero de manera puntual, sin profundizar… Las marcas no deben pensar en que a los jóvenes se les impacta simplemente a través del influencer de moda o vía TikTok. Son mucho más complejos. Los jóvenes son un universo aparte. Hay que escuchar y ver que les interesa primero para luego profundizar en cómo les puedo interesar yo. Hay que cocrear activamente con ellos para después poder hacer planes efectivos de marketing, de patrocinios… Hay una delgada línea entre la marca que se acerca a los jóvenes y la marca que quiere ser joven.
¿Y qué papel juega la sostenibilidad?
La sensibilización con el medio ambiente también es clave para este grupo social, porque son los que más piensan en cómo quedará el planeta en un futuro; aunque siempre bajo la premisa de poder moverse lo más rápido de un sitio a otro y hacerlo con opciones baratas. A todos los jóvenes les preocupa el cambio climático pero, a la hora de la verdad, esta preocupación se diluye. Y si no, mira cómo cambian su discurso cuando compran productos que, necesariamente, tienen que llegar desde Asia y generan un impacto medioambiental.
La movilidad privada, ¿ya no es sinónimo de libertad?
Es cierto que lo que más le preocupa a la gente es la libertad o la seguridad. Y suele decirte que lo primero, aunque luego estén en infratrabajos o su mayor ilusión sea ser funcionario ante la inestabilidad y la incertidumbre para construir un proyecto de vida… Eso sí, si los coches valieran 3.000 euros, todo el mundo tendría un coche; porque a la mayoría le gusta no depender de horarios, ser dueño de su tiempo…
¿Las redes sociales condicionan hoy día la movilidad?
El sector del entretenimiento, por ejemplo, es un ejemplo de sobresaturación de información para acostumbrarnos a consumir informaciones muy cortas. Piensa que los cerebros de los jóvenes ya no permanecen atentos a un estímulo (como pueda ser una película) durante tres horas. Ahora, el consumo de informaciones muy cortas genera adicción y es difícil que un joven haga un viaje de tres horas sin ver vídeos de TikTok; por lo que modos de transporte como el tren o el autobús pueden considerarse como soluciones mejores que el transporte privado. El coche autónomo podría solucionar esto, pero queda mucho tiempo para ello.
¿Todo se ‘normalizará’ cuando las parejas jóvenes tengan hijos y demanden otro tipo de movilidad?
Es que los jóvenes ya no quieren tener hijos y no están dispuestos a sacrificarse, sobre todo por una causa económica; aunque también hay nuevos modelos de familia. Un ejemplo: ya hay más perros que niños menores de 14 años. Y el coche te da libertad para ir con tu mascota donde quieras, algo que no es fácil con otros medios de transporte.
Hablando en términos sociales, hoy día y con el coche eléctrico, ¿e está anticipando la obligatoriedad de una tecnología a la madurez de la misma?
El coche eléctrico, más allá de la regulación, y sin que vaya unido a un plan de acción para fomentar la transición hacía él, tiene hoy día un sentido relativo. Y el ejemplo más claro está en que la gente duda en su compra, duda también en su uso, y duda incluso de su incertidumbre regulatoria.