En la actualidad, casi todo el mundo está relacionado con este concepto: influencer, pues lo hemos escuchado entre nuestros amigos, hijos, familiares, compañeros de trabajo, o personas cercanas. Un perfil que se reduce a la simple definición de “aquellos usuarios con sostenida credibilidad en un sector concreto, capaces de convertirse en prescriptores de marca debido a su poder de persuasión en las redes sociales”.
En definitiva, un trabajo que está bajo lupa por todos los usuarios y profesionales vinculados al sector de la publicidad y el marketing, debido a la fugaz revolución que ha supuesto en los modelos de negocio y estrategias de las empresas, durante los últimos años de la revolución digital. El perfil de los conocidos influencers se reduce, en su mayor medida, a los millennials y sus sucesores, que pertenecen a la Generación Z cuyo estilo de vida se basa en el adictivo abuso de las redes sociales como escaparate público.
El interés por la vida de estos usuarios ha acabado con los formatos clásicos de los medios tradicionales, trasladando el ideal de vida perfecta a las redes sociales. En consecuencia, y tras la efectividad que supone el hecho de establecer relaciones con los clientes a través de estos canales. Las marcas han dado un giro de 360º a su estrategia, contando con estos perfiles a la hora de lanzar y promocionar productos e ideología de marca.
Un ejemplo solido de la apuesta de las marcas por los nuevos usuarios de influencia son aquellas compañías relacionadas con el sector turístico. Numerosas agencias de viajes cuentan con estos jóvenes perfiles para promocionar sus servicios, teniendo en cuenta, tras un estudio de mercado: el público objetivo y el impacto que causan entre los seguidores a los que se dirigen. O las marcas de moda, que aprovechan el nicho para promocionar los productos a través de canales directos, de persona a persona.
Pero, ¿cómo podemos medir la rentabilidad de estos jóvenes reyes de la opinión pública para detectar beneficios sobre nuestro negocio? Recientemente se ha creado una nueva posición dentro de los departamentos de marketing y comunicación conocida como: Marketing Manager. Un profesional encargado de planificar y llevar a cabo campañas con estos usuarios de influencia. Pues igual de importante es desarrollar correctamente la campaña, que medir sus resultados, otra de las tareas que corresponde al Influencer Manager.
Independientemente de la campaña que se quiera desarrollar es importante valorar algunas métricas como:
- Que la calidad de lo que se comparta sea óptima.
- El número de impresiones.
- Engagement. Que se traduce en el número total de interacciones de una publicación (likes, comentarios, etc.)
- La frecuencia con la que publica.
- El volumen de seguidores, también conocido como (OTS – Opportunity To See).
- Número de fans nuevos en nuestra web o canales.
- Aumento del tráfico a nuestra web.
En cuanto a temas analíticos, existen muchos KPIs (Key Performance Indicators) que ayudan a detectar si una campaña se han llevado a cabo correctamente, y ha cumplido los objetivos perseguidos. Por este motivo es importante que cada empresa defina sus propias métricas, según las necesidades concretas de cada estrategia. Son multitud de datos a los que se exponen las compañías tras la revolución de la publicidad y la promoción en el ecosistema digital, un entorno donde todavía quedan muchos factores por definir. Aunque de lo que sí podemos estar seguros con exactitud, es que las marcas esféricas se interesan cada vez más por el mundo que envuelve a los millennials y la Generación Z.