Hay palabras en el diccionario de la RAE que parecen inventadas y otras que usamos a diario y que resulta increíble que no estén recogidas allí. Para nosotros son de uso común, familiar, de toda la vida. Son palabras que en algún momento se convirtieron en la mejor forma de expresar un sentimiento, una necesidad, un color… Así nació la palabra ATREVIA: por impulso. Por puro impulso. Buscábamos una palabra que definiera un estado emocional, una forma de ser y una pasión. Que expresara valor, decisión y capacidad. Una sola palabra para decirlo todo. Una palabra que pudiera significar diferentes cosas en función de quién, cuándo y cómo la escuche.
Al principio, todas las palabras nuevas nos resultan raras. Es normal: en realidad son una forma nueva de decir las cosas. Algo que jamás habíamos escuchado antes, al menos en ese contexto. Pero estas palabras, como las marcas comerciales que forman parte de nuestras vidas, no tardan en abrirse camino en nuestro día a día. En poco tiempo, nos parece increíble que no existieran antes.
Para quienes trabajamos en ATREVIA, esta palabra, marca, nombre, identidad o cómo queráis llamarlo ya reúne tantos valores y representa tantas cosas en nuestras cabezas como lo hacen NIKE o Coca-Cola o IKEA en las vuestras. Ahora, es sólo cuestión de tiempo, trabajo, talento y mucho esfuerzo, que también signifique todo eso para los demás.
En algún momento, casi todo ha sido una palabra rara.