El covid ha cambiado muchas cosas y una de las que más sufrimos las personas que estamos en agencia, es la forma de presentar una propuesta. Sin contar con las inevitables dificultades técnicas, el no poder contar con el acting corporal asociado al directo así como la imposibilidad de ver a tus interlocutores para reconducirla en función de sus reacciones, restan eficiencia a la presentación. O no. En este post comparto mi experiencia aprendida a golpes, para presentar online y no morir en el intento. Veamos. Leamos…
Si tuviéramos que decir cuáles han sido las palabras que más se han repetido en esta pandemia, casi todas son del tipo: “Me vais a perdonar…” “Por favor, silenciar los micros…”, “Se oye?”, “Se debería de estar viendo, no?”, “Tienes el micro apagado…!” o “Le hemos perdido…”. Y es que aunque las reuniones online tienen indudables ventajas, todos nos hemos enfrentado a numerosos problemas que en muchas ocasiones han dinamitado nuestras presentaciones.
Todos los que nos dedicamos a esto sabemos que para vender una propuesta, casi tan importante como lo que cuentas es la forma en que lo cuentas. Poco a poco, vamos aprendiendo que dentro de las posibilidades e imposibilidades que tiene esto del online, hay una serie de pautas, consejos y observaciones que hacen que lo hagamos bien, mal, regular o mediopensionista. Estas son algunas de las que he aprendido yo y, que si te fijas, no dejan de ser sentido común adaptado a tiempos de COVID. Ahí vamos…
- Cuenta con buena red. Es una nueva ley de Murphy; cuando se congela la cámara, siempre muestra nuestra cara de más idiota. Una red deficiente hace que se transmita menos información con lo que la calidad de imagen desciende. Además, olvídate si quieres usar recursos multimedia. Vete a casa de alguien con buena red y en cuanto puedas, si puedes, cambia a una telefonía más fiable. Sin una buena red, nada de lo que te diga servirá de nada…
- Elige bien tu entorno. Como dice la magnífica nueva campaña de Evo Banco, este año nos enseñó muchas cosas, pero, sobre todo, las casas de los demás. Busca un buen rincón en tu casa (nada de fondos de gotelé ni habitación de los niños) y con una buena iluminación (no fluorescentes y mejor luz natural). Y si te pones fondo falso, asegúrate de estar sobre un fondo uniforme para que no parezca que te están saliendo tumores en la cabeza…
- Cuida tu presencia. Sí, se lleva lo de la naturalidad, pero eso son cosas que se dicen pero no que se hacen. Para lo que se ve, preséntate igual que cuando vas a trabajar, ni más, ni menos. Para lo que no se ve es discrecional, y siempre lo podrás incluir en tus chascarrillos postpandemia…
- Haz lo que siempre has hecho, ensaya tu discurso. Es fundamental, pues las posibilidades de que alguien te eche un cable si te atascas, se reducen. La ventaja de que no te vean es que no tienes por qué memorizarla; pega una chuleta del texto frente a tus ojos, y nadie lo notará…
- Reduce el peso de los ficheros.Este es un motivo del incremento de la espiritualidad actual, pues para que funcionen solo puedes hacer una cosa, rezar. La realidad es que ni hay mediación divina ni es tan azaroso como se cree. La clave es, una vez más, la velocidad de transmisión de datos. Mi consejo es que reduzcas al máximo el peso de los ficheros y especialmente, el de los vídeos. En los PowerPoint, copia las imágenes y pégalas como jpg. Para los vídeos, reduce el peso aquí. Y no olvides aceptar la opción de compartir sonido…
- Lleva tú el control. Esto es vital; pide tú el control de la presentación. Una diapositiva que entra tarde o pronto romperá el poco clímax que has conseguido crear y todo irá cuesta abajo. Te lo digo por propia experiencia. Y si no puede ser, practica una señal como levantar la mano o tocarte la nariz. La ley de que si algo puede salir mal saldrá, es ahora más verdad que nunca.
- Presenta de pie. Esto puede parecer una tontería y seguramente lo sea, pero la eficacia gana si presentas de pie. No te puedo decir que ciencia hay detrás, pero a mi me funciona. Además ganas movilidad y el plano es mejor…
- La clave es la empatía. Entiéndelo, es violento. Tienes un montón de gente llamando para entrar en tu casa. Y seguramente ni siquiera hayan salido del todo de la casa anterior. Por eso, yo intento ser un gran anfitrión sonriendo mucho, muchísimo. Desde que cedo el paso doy la bienvenida, presento a todo el mundo, comento chascarrillos, y, por supuesto, dejo la cámara siempre abierta, salvo que tenga que atender alguna urgencia.
- Sobre todo, energía. Presentar online es como jugar un partido de pádel con una pierna atada al cuello. Tu voz es prácticamente la única arma que tienes, poténciala. Y usa diapositivas llamativas, aléjate de rollos de texto pegado y fondos estándar. Yo suelo poner una imagen impactante sin texto. Y cambio con frecuencia a la cámara para que se me vea y romper el ritmo. De verdad que funciona…
- Y si algo sale mal, naturalidad. Hay dos certezas universales, que Extremoduro es el mejor grupo de la historia del rock patrio, y que en una presentación online algo va a salir mal, seguro. Lo malo es que como no sabes qué va a ser, no te puedes preparar para ello. Así que mi consejo es que cuando pase, sigas sonriendo y lo intentes solucionar. Y si no puedes, pases a otra cosa…
En fin, que esto de presentar ante una cámara sin poder ver la cara de las personas a las que presentas ni compartir espacio físico, puede resultar frustrante. Y no te hagas ilusiones, esto va a ser la norma y más vale que nos adaptemos. Pero, piénsalo en positivo, yo ya estoy en ello. Ahora presento en cualquier parte del mundo (bueno, de momento solo España) desde la comodidad de mi salón, mientras disfruto de una Coca-Cola o un Cola-Cao, dependiendo de la hora en que sea, y le empiezo a coger el gustillo. Es cierto que echo de menos el vernos las caras y todo eso, pero como yo soy más de dar dos besos que la mano, para dar el codo y estar a dos metros de distancia, casi prefiero esto de lo virtual, que por lo menos no tengo que hablar con mascarilla. Vamos, que esto es lo que hay y lo que tiene toda la pinta que va a haber en corto, medio e incluso largo plazo. Así que, ponte las pilas y, una vez más, piensa que es tiempo de oportunidades. Aprovéchalas…