El humor está de moda. Cada vez más compañías se suben al carro de la ironía, el sarcasmo e incluso el absurdo para conectar con sus consumidores y clientes. Los responsables de esta tendencia en comunicación son los millennials, una generación más conectada con el mundo que sus predecesoras, que demanda mensajes ingeniosos, divertidos y sin corsés para captar su atención.
Pero, ¿tienen tanta influencia como para crear tendencia? Teniendo en cuenta que son el público por el que suspiran la gran mayoría de las empresas, la respuesta es sí. Dentro de sus estrategias, a las compañías no les ha quedado más remedio que apostar por contenidos en los que se ríen de sí mismas, que transmiten simpatía y, las más osadas, que añaden una pizca de esperpento.
La eficiencia del humor
El secreto del éxito de la aplicación del humor en las comunicaciones es el engagement que genera y, además, logra algo fundamental: que las recuerden y las compartan, fomentando la empatía, la confianza y una interacción más positiva con los clientes. Por tanto, ¿por qué no recurrir a esta fórmula en vuestra estrategia de comunicación para conseguir diferenciaros dentro de un mercado saturado?
En ATREVIA hemos colaborado en diversas campañas orientadas a hacer un guiño a clientes y usuarios como es el caso de traebollitos.com de Destinia, donde el humor es el protagonista, así como la acción viral #mimujerenTomTom de TomTom España.
Dime de qué te ríes
El sentido del humor, como todo, es un arma de doble filo, ya que no siempre es fácil encontrar el equilibrio entre lo sutil y lo grotesco. Si te decides por esta estrategia, para que tu campaña o comunicado provoque una sonrisa, o lo que es lo mismo, complicidad, y no acabes renegando de ella, hay tres recursos que funcionan:
- La sinceridad: Hablar de forma divertida sobre los problemas cotidianos crea empatía con el consumidor.
- La parodia: Jugar con estereotipos, personajes conocidos o situaciones históricas llama la atención y traslada a la audiencia a un escenario que controla.
- El optimismo: La comicidad sencilla, la broma simpática y la buena disposición de ánimo son casi sinónimo de éxito asegurado.
Si bien hay recursos que funcionan, con otros hay que tener mucho cuidado:
- La exageración: El exceso llega a provocar estridencias.
- El sarcasmo y lo grotesco: Este tono, llevado al límite, puede herir sensibilidades.
- El absurdo: Este tipo de comicidad no siempre es bien entendida por todos los públicos.
En definitiva, y como diría la escritora Elvira Lindo, “El humor lo facilita todo. Hace que cualquier historia sea menos áspera y más fácil de entender”. Por eso, ¡atrévete y sácale una sonrisa a tus clientes!